-Una sonora carcajada me sacó de mis sueños- estas loco amigo -escuché susurrar después
Despacio, sentía como el sueño me abandonaba, sentía un poco de frío y a juzgar por el color del cielo era casi de madrugada. Con mi puño cerrado, rasque mis ojos para despejar mi vista, al recomponerme mejor, me fue más sencillo percibir la luz que se asomaba por debajo de mi puerta.
Pero... que?
Provenientes de afuera, me eran audibles algunos murmullos mal disimulados y risas casi escandalosas.
-Ya cállense la van a despertar - Escuché susurrar a mi mamá molesta
No lo pensé mucho, la curiosidad siempre fue mayor en mi y a pesar de acabar de levantarme, me destape con la idea en mente de averiguar que ocurría.
En mi cuidadoso plan puse mis pies descalzos en el frío suelo, luego rapidamente coloco tambien mis rodillas cubiertas por la pijama, "así haría menos ruido" pensé.
Me acerqué gateando hacia la puerta, abrí lentamente esta, procurando que no hiciera ruido, hace rato ya le había dicho a mi madre que mi puerta necesitaba un poco de aceite, al salir de mi habitación me apresuré a ponerme en pie, caminé sobre mis dedos, dando pasos ligeros y silenciosos.
No deseaba bajar las escaleras, pues lo más probable es que se encontrarán allí, por lo que priorice el definir de quien era la voz desconocida. Poco a poco asomé mi rostro por el comienzo de las escaleras. Pero lo único que encontré fue la sala vacía iluminada por la molesta luz artificial de color amarillo.
De apoco me encontraba bajando las escaleras, al asegurarme de la ausencia de personas en la sala. Pero a medida que bajaba era mas clara la conversación.
- Si, es una hermosa niña - Parecia replicar mi mamá con sierto tono de fastidio
- ¿Cuántos años tiene? -Pregunto una voz gruesa desconocida
-Tiene 17 - Respondió la única voz femenina en la casa
-Bueno... y ¿Cuál es su nombre?-
-Su nombre es Emma - Contesto mi padre sin titubear
¿Qué mierda?
Cuando me di cuenta sus pasos resonaban camino al sofá, no pude evitar asustarme y corrí escaleras arriba cuanto más rápido pude.
-Se escucha una chica muy dulce, ¿cuando podré conocerla?- La voz desconocida nuevamente hablo, sonaba dulce y jodidamente empalagosa.
- Mañana, por ahora esta dormida -
Mis padres le aseguraron que así era y después de esta pequeña charla, empezaron a hablar de sus experiencias de padres, el pelirrojo que no conocía, mencionaba lo emocionado que estaba de recibirme, su sonrisa dulce me daba curiosidad, no parecía mentir, pero no entiendo porque querría conocerme.
Con todos estos pensamientos encima, por un segundo deje de escuchar la conversación en la habitación, hasta que escuché como se levantaban del sofá, me recorrió el pánico entero en cuanto escuché el comentario de mi madre.
- Emma, sabes que escuchar conversaciones ajenas es de mala educación -
Me sonroje al instante, como sabía ella que estaba yo aquí, seguramente podían verse mis pies junto a las escaleras.
- Lo siento... - Murmuré un poco alto, lo suficiente para que alcanzaran a escucharme.
- ¿Quieres acercarte nena? - Preguntó mi padre
Sabía que no era realmente una pregunta, por lo que me levanté de mi lugar y bajé las escaleras lentamente, lo más que me permitían mis pasos.
Con algo de temor, miré en dirección al desconocido, un chico pelirojo con algunas pecas en su rostro, como pequeñas gotas de pintura sobre su delicada tez.
Con curiosidad miré sus ojos claros, ese color verde me resultaba extrañamente familiar.
Cuando me dí cuenta, del tiempo que llevaba mirándolo, me sonroje y me disculpé, era extrañamente cómodo estar cerca.
Mi padre me pidió que me sentara junto a ellos en el sofá, cuando accedí, me encontré con Dalí quien bajaba las escaleras y se acercaba, para sentarse sobre mis piernas.
La mejor mascota del mundo son los gatos.
Me quede acariciando al minino y jugando con su cabello mientras ellos hablaban, era completamente ajena a la situación hasta que escuché la voz del desconocido llámame por mi nombre.
- ¿ ...Emma? - Sobresaltada le miré con atención y me excuse por no haberlo escuchado
- Estaba preguntando que tal la escuela -
Con le mire extrañada, ¿Por qué le importaría?
- Bien, tengo muchos amigos. Es agradable -
Evidentemente mentía, solo los profesores eran mis amigos, mis notas no eran las mejores, pero siempre participaba en las cosas que nadie más quería. Los directores eran conscientes de esto y por lo mismo solía agradarles más.
Sin embargo, él no tenía por qué saberlo.
Un poco más de conversación después y de preguntas superficiales respondidas, dieron por finalizada la conversación. Ví a mis padres sonreír al invitado y este seguramente era el hombre más feliz de la tierra, no tenía idea de donde se conocían. Pero estaba completamente segura, de que esta no sería la ultima vez que nos encontraríamos.
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~ La muñeca de Daddy ~
Random-¿Porque debo llamarte Daddy? -Porque eso es lo que soy para ti, mi muñeca... ~☆~ Todos los derechos de autor reservados. Prohibida la copia y/o adaptación de la historia o alguna de sus partes. Está historia no maneja ning...