Capítulo 1 "La psicología de la comida"

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Capítulo 1 "La psicología de la comida"

¿Qué se supone que debes tomar de desayuno en tu primer día de trabajo? ¿Café con un sándwich gigante? ¿Y si cae mal para el estómago? ¿Té? ¿Café? ¿Café con leche? ¿Un chacarero? Bueno, eso tampoco importa mucho si te quedas dormida y tienes 20 minutos para hacer todo lo que tienes que hacer en la mañana.

-Ay no-salté de la cama pero volví a caer en seguida con una mano en mi cabeza-Demasiado rápido.

El despertador sonó, sí, era consciente de eso, como también era consciente de que la noche anterior Cass-mi mejor amiga-me había llevado a una fiesta que había cerca de su casa como excusa para celebrar mi primer día de trabajo. Y también era consciente de que me dije mentalmente "sólo 5 minutos más" y como era de esperarse, esos 5 minutos se convirtieron en 30 y ahora llegaría tarde a mi primer día de trabajo. Bueno, también era consciente de que dije sólo un trago más y terminé como con mil vasos de más. Ah, sí, también era consciente de que tenía que llegar a limpiar el baño después de la mezcla de vómitos de Cass y míos. Y para que decir que era consciente del dolor infernal que tenía en mi cabeza y de lo sedienta que estaba, sin mencionar que aún estaba un poco mareada.

Tomé una ducha express de 3 minutos y en 2 minutos me vestí con lo más decente que tenía. Intenté ordenar mi pelo mojado lo mejor que pude, pero con el maquillaje no pude hacer nada demasiado rápido, eso es un tema serio y había que dejarlo a la perfección. Terminando fui a prepararme un café y como no tenía tiempo para nada decidí que rápidamente me compraría uno en el lugar más cercano que hubiera. Me miré por última vez en el espejo y salí lo más rápido que pude. Cuando iba a tomar las llaves del auto, lo pensé un poco mejor, si aún estaba mareada... ¡Bien! Tomaría el metro. Al abrir la puerta de mi departamento me encontré un tipo alto de ojos verdes con una estúpida sonrisa en la cara.

Antes de que pudiera decir algo, él ya había hablado.

-Me mandaste un mensaje anoche-me mostró su celular con un mensaje mío. No decía nada. Eran letras mal escritas-Supuse que tendría que llevarte.

-Gracias-murmuré-No quería tomar el metro

Asintió.

-Iré por Cass.

Mi hermano entró a mi departamento, bajó los escalones y salió de una de las habitaciones con mi amiga entre sus brazos. Con su cabeza hizo un gesto para que lo siguiera y me llevó hasta su auto dejando a mi amiga en el asiento trasero mientras se quejaba de todo y le pegaba en la cara para que la dejara dormir tranquila.

-Dios, Cass-se quejó esta vez mi hermano-Deja de golpearme.

-Shhh-tomó su cara y lo empujó fuera del auto.

Tom negó con la cabeza.

-Necesito dos cosas-dije en cuanto me subí-Un café, algo para comer, un jugo y llegar lo antes posible al instituto.

-Esas son más de dos cosas, Emi-lo miré un poco aturdida tratando de contar cuantas cosas había dicho. Suspiró con una sonrisa-No se diga más.

Arrancó el auto a toda velocidad, porque el Instituto Claverwood estaba al otro extremo de mi departamento, más bien, al otro extremo de la ciudad. Para mi suerte, cerca del departamento había un Starbucks, y para mi otro lado de buena suerte, no había nadie, pero para mí no tan buena suerte, en la caja estaba el chico de la noche anterior. No, el de la noche anterior a esa. ¿O el de la anterior de la anterior a esa?

Mientras bajaba del auto me di cuenta que ni siquiera sabía cómo había llegado a mi casa en la noche, era imposible que Cass me hubiera llevado, ella estaba peor o igual de borracha que yo. Lo único que recordaba era, a borrones, el chico guapo de lindos ojos, de hecho, no me acordaba de su cara, sólo recordaba que era guapo. Muy guapo, sino claramente no hubiese permitido que tocara mis labios. Sus labios...Dios, eso también lo recordaba mejor que nunca, así que supongo que con la polera que había despertado era de él.

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⏰ Última actualización: Sep 28, 2019 ⏰

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