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Jeonghan estaba paralizado mirando el techo de su no habitación. De nuevo paso la noche fuera de la pensión, una tercera noche. No quería mirar a su lado derecho, no, no debía, dicen que ojos que no ven corazón que no siente, o al menos eso una vez escucho entre los humanos y sentía que no se aplicaba muy bien a su situación.


Escucho un quejido que le hizo mirar por reflejo a su lado, encontrándose a un Joshua cubierto con las mantas hasta la punta de la nariz, quien de repente fruncía las cejas y se quejaba entre balbuceos de algo.


Se veía tan adorable.


Su pensamiento le avergonzó, pero aun así no dejo de verlo.


De nuevo se quedó a dormir en la cama de ese humano, tan solo que esta vez fue estando sobrio y de forma voluntaria lo había decidido. No podía creerse ese desenlace, pero al final había acabado intimando más con ese humano que durante un tiempo odio.


Se quedó congelado cuando el castaño de repente se empezó a mover aun dormido, acurrucándose más cerca suyo hasta que apoyo su mejilla en el hombro del ángel, sonriendo ligeramente por la comodidad. Algo se agito en el interior del ángel, se sentía cálido y feliz. Gruño con molestia, acomodándose para darle un beso a Joshua en su cabello.


Ya no había vuelta atrás en lo que decidió para esos años de exilio.




...



De alguna manera luego de esa vez que acordaron la salida a comer y conocer un poco de la zona donde vivían y se separaron diciendo "nos vemos", esas palabras se repitieron al acabar ese encuentro, en donde luego se encontraron por casualidad en otra ocasión en que acordaron otro encuentro tras Joshua armarse de valor.


Los "nos vemos" se repitieron un y otra vez, tanto porque no querían que fuera triste el despedirse, como realmente tener el deseo de volver a encontrarse en algún encuentro acordado o que la vida misma les juntara.


Jeonghan cada vez decía esas dos palabras con mayor convicción y sinceridad, pues a veces cuando se encontraban veía aparecer a Joshua con vendas o parches, e incluso una vez traía el brazo enyesado, por lo que le aliviaba poder verlo aún vivo y sonriente, en donde igual se dedicaba a mimarlo para que mantuviera esa alegre y optimista actitud a pesar de su mala suerte.


El ángel hacia esos actos de abrazarlo, sujetarlo del hombro o de la cadera, comprarle comida y hasta decirle palabras bonitas con inocencia, solo queriendo expiar su culpa y sentirse mejor al ver al humano feliz, pero provocaba más que eso en Joshua, quien cada vez apreciaba más a Jeonghan y ese ligero interés que tuvo en un inicio fue incrementando rápidamente.


Debido a esos frecuentes encuentros, Joshua fue el primero en felicitarlo por ser contratado en su trabajo, el primero en enterarse cuando tuvo algunos problemas del tipo "choque cultural", quien le pudo explicar entre muchas cosas, la rara actitud que tenían algunas compañeras de trabajo con él.

Un trabajo difícil (JIHAN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora