La Cenicienta (continuación)

Cenicienta en el pueblo

Después de que cenicienta se casara con el supuesto amor de su vida y sus hermanastras recibieran lo que merecían, se fue al vivir al palacio real donde ahí comenzaría su vida nueva.

Cenicienta se sentía extraña, confundida y asombrada ya que nunca había pensado que en algún momento de su vida tendría el puesto social más alto entre las mujeres o que tendría al hombre mas deseado en el reino y mucho menos pensar que de ser la sirvienta de un humilde hogar pasaría a ser la dueña del castillo del rey.

Al principio a cenicienta le agradaba la idea ya que no tenía que ser obligada a hacer cosas que no quería hacer y ya no era humillada, si no respetada, pero después de un tiempo a ella le comenzaba a parecer tedioso ya que al no tener la actividad de antes le parecía todo monótono y aburrido, siempre era lo mismo, despertase, vestirse, comer, leer y dormir; cenicienta casi no veía a su esposo ya que al convertirse en rey tenía que responder muchas responsabilidades que dependían de tiempo y viajes.

Un día cenicienta salió a su gran patio hermoso con flores en todas partes y una fuente inexplicablemente hermosa, al sentarse en un banco debajo de un árbol de flores color coral sintió una energía que hace mucho no había presenciado, al recordar de donde provenía le comenzó a palpitar fuertemente su corazón y recordó todos los momentos que había pasado con su madre difunta, cenicienta se dio cuenta que su madre nunca se alejó de ella, si no que ella fue la que la dejó, arrepentida, meditó en sus pensamientos y recordó lo que alguna vez le dijo su madre "sigue siendo siempre buena y piadosa, el buen Dios no te abandonará" así tomando la decisión de salir al pueblo para recordar esos momentos maravillosos de su infancia.

Cenicienta tomó un vestido discreto y salió sin que nadie la viera ya que no quería que todos se amontonaran sobre ella o que le ofrezcan diferentes productos para que tuvieran más ventas, esas son una de las cosas que más extraña cenicienta, el poder salir, explorar, comprar, comer el pan que acababa de salir de hornear sin que nadie la viera o le pidiera que compre más . Esa tranquilidad de ser alguien ordinario. Así que se puso su vestido, unos zapatos cómodos y una capa para que nadie la reconociera, salió por una parte escondida del palacio "que bueno es regresar, ya había olvidado lo bien que se siente tener una caminata tranquila por el pueblo" poco después de decir esto se encontró en un aparador un hermoso vestido color palo de rosa pálido; tenía unos detalles hermosos con rosas rojas impregnadas en el borde del cuello y en la parte inferior de la falda del vestido, tenía unos brillos tenues y unas mangas  largas que ayudaba con la forma de esta prenda. Cenicienta quedó tan encantada que se quito la caperuza de su capa y entró a la tienda diciendo con una sonrisa "disculpe, vi ese vestido y me gustaría probármelo, ¿puedo?"; el encargado de la tienda era una muchacho joven con ojos color miel envueltos de unas pestañas largas donde podrías mirarlos por mucho tiempo, cabello castaño claro y largo amarrado con un pequeño moño color índigo que lo resaltaba y una sonrisa tan encantadora que con solo observarla te agitaba el corazón tan fuerte que te sonrojas en cuestión de segundos. Este muchacho al darse cuenta de la persona que entró a su tienda, realizó una reverencia y antes de decir algo, cenicienta reclamando, le mencionó que solo la tratara como un cliente normal, el muchacho sorprendido le respondió "esta bien no hay problema, señorita en un momento se lo traigo", cuando el trajo la prenda tan hermosa que había impactado a cenicienta, ella le preguntó.
-¿cual es tu nombre?
- señorita me llamo Charles
-un gusto charles ¿cómo es que trabajas haciendo esto?

Y sin darse cuenta cenicienta y charles conversaron todo el día, ella al irse, tomo el vestido y mientras se dirigía al palacio real pensaba en el hecho de que había conseguido lo que podría ser un buen amigo...