Iré a prisión.
Estoy tan nerviosa que mis piernas tiemblan, mis manos sudan y tengo ganas de vomitar. Aunque la segunda tal vez sea un efecto secundario de beber cerveza.
¡Mierda! ¿por qué rayos tenía que beber cerveza? ¡yo nunca bebo!
Pero claro, como siempre todo me sale mal, mi primera vez con el alcohol se había vuelto una pesadilla.
La rabia me hacía arder la cara, y no sabía si estaba más enojada conmigo misma por ir a una fiesta básicamente ilegal siendo menor de edad, o con mi primo por haberme chantajeado para ir.
Mis nerviosos dedos tocaron la ventana del segundo piso de la casa desconocida. Por un segundo dudé en abrirla, pero el sonido de la patrulla de policías acercándose, me hizo ser valiente y entrar.
Una vez adentro, suelto el aire sintiéndome más tranquila. Cierro la ventana y mis ojos viajan por toda la habitación.
Joder, no veo ni madres, todo está oscuro.
Con lentitud saco mi celular del bolsillo de mis jeans y prendo la linterna. Ni siquiera me doy el tiempo de examinar el lugar, simplemente busco la salida, cuando encuentro una puerta, me dispongo a caminar pero entonces sucede.
Mi detengo de golpe sintiendo mi respiración entrecortarse. Mi vista esta en la cosa en el suelo, la misma que me observa con sus grandes y horrorosos ojos oscuros, atenta a cualquier movimiento.
Mi cerebro no conecta, lo único que atino a hacer es dar un paso hacia atrás. Y eso fue suficiente para que la cosa verde comenzase a arrastrarse por el suelo con rapidez en mi dirección haciéndome gritar con todas mis fuerzas, incluso creo que estoy llorando cuando mis pies se enredan y caigo al suelo de trasero.
Supe que todo se había ido a la mierda cuando la luz de la habitación se encendió de golpe.
—¿Qué mierda?
Lentamente subo la vista y me encuentro con un chico en nada más que en Bóxer negros.
Oh, dios.
A pesar de mi situación comprometedora, no dude en seguir llorando y gritarle: —¡por favor, por favor, te lo ruego, aleja esa cosa de mí!
Él por muy sorprendente que parezca, me hizo caso y se agacho para tomar a la serpiente entre sus desnudos brazos. La desgraciada, se envolvió en sus brazos sin dejar de observarme.
Inhale hondo y me limpie mis mojadas mejillas con las mangas de mi suéter, mientras lo veía dejar la serpiente en un terrario. Cuando él se giró en mi dirección, caí en la realidad de lo que estaba pasando.
Y entonces pude observarlo mejor. Mis curiosos ojos detallaron su rostro, y no sé si fue culpa del alcohol pero me pareció tan perfecto que no dude ni un instante en compararlo con un ángel, es más mi oxigenado cerebro hasta me hacía pensar que lo era. Mi vista fue desde el piercing que decoraba su labio inferior en el lado derecho, hasta su cabello rubio que estaba completamente revuelto.
Abrace con fuerza mis piernas cuando mis ojos finalmente recayeron en los suyos, a pesar de que era la primera vez que veía a alguien con ojos de un color verde, no pude decirle lo lindos que eran, es decir, ¿quién en su sano juicio lo haría en esta extraña y complicada situación? además, su mirada y sus cejas fruncidas me asustaron más de lo que ya estaba.
—yo...yo...—titubee. El alcohol me tenía nublada la mente—. Uhm, ah, lo siento, juro que no fue mi intención entrar pe-pero me seguía la policía y...
—¿la qué? —frunció aún más el ceño mientras inclinaba su cabeza hacia el lado examinándome. Sus brazos estaban cruzados—, ¿eres una delincuente? ¿quieres robar mi casa o algo así? —negó con la cabeza como si conmigo no se pudiese tratar—. ¿sabes qué? Olvídalo, llamaré a la policía.
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Atracción Mortal
Teen FictionNunca rompí las reglas. Siempre me consideré una chica buena. Excepto esa noche, pero en mi defensa estaba ebria, perdida y me seguía la policía. Necesitaba un refugio. Así que entré como un ladrón en la primera casa que vi. Pero como nunca nada me...