HOW YOU REMIND ME
Las palabras se esfumaron de la mente y boca pertenecientes al adulto de traje empresarial que previamente tomó asiento en un corriente café del estado que visitaba provisionalmente. Una larga y prolija cabellera rojiza lo detuvo en el umbral de la puerta, siendo el tintineo de la campanilla lo único que lo delató, recibiendo curiosas miradas, las cuales obligaron al castaño a recobrar sus sentidos para emitir un saludo susurrado que fue correspondido por una vivaz sonrisa.
Hallando rápidamente la oportunidad de asistir a un nuevo cliente, la mesera irradió una innata felicidad mientras sus delgados y delicados dedos hurgaron en el bolsillo delantero del delantal rosa que vestía. Negándose a perder un segundo más, caminó presurosamente hasta la mesa ocupada por el hombre de delgada complexión, observándolo con ansiedad al mismo tiempo que la punta de su bolígrafo golpeteaba la blanca hoja, esperando su orden.
-Primera vez aquí, señor? – cuestionó la dama tras notar que él resaltaba entre los pocos clientes que habían allí.
-Sí...sí, así es- logró replicar el hombre, depositando su maletín a un costado.
-Entonces no se preocupe, pues me encargaré de hacer que se enamore de nuestro local y se convierta en alguien recurrente- sin borrar aquella jovial mueca que se complementaba perfectamente con sus verdes ojos, la fémina alegó.
Desconociendo el principal motivo de su reacción, el portador de ojos color chocolate atinó a emular la gesticulación de la mujer frente suyo, dejando salir por un breve instante a su otra mitad más expresiva, sin saber que complació a la pelirroja e incorporó un sentimiento de nostalgia en ella, haciéndole creer que reconocía dicha mueca de algún otro lado.
-Toda la gente debe de trabajar en horario nocturno si no están aquí mismo peleándose por su amable atención- dejando que su boca y cerebro trabajen por instinto, tarde tardó en darse cuenta él de lo que dijo.
Ninguno de los dos realizó comentario alguno, optando por llevar a cabo reacciones dispares. Él alzó su menú y se sumergió en el mundo de comidas y postres ofrecidos. Ella luchaba contra un sonrojo por culpa de las palabras anteriormente pronunciadas y las poco sutiles risas que sus colegas emitían.
Carraspeando con suavidad para captar la atención de la fémina, los ojos oscuros atinaron a enfrentarse a los de color más claro, batallando silenciosamente por unos segundos antes de verse obligado a abrir la boca.
-Pido disculpas...- musitó el hombre.
-No, está bien. No me sentí molesta alguna- negando rápidamente con sus manos para dar más énfasis a sus palabras, la fémina alegó.
Repitiéndose como un minuto atrás, ambos esbozaron sonrisas tímidas así como la oposición ante la mera idea de cruzar miradas en ese mismo momento. El hombre de negocios admitió internamente que le sentaba de maravilla el sencillo traje de camarera a la pelirroja, al mismo tiempo que la susodicha no podía dejar de pensar en el hecho de que la elegante indumentaria de su cliente le hacía resaltar entre los demás comensales.
-Oh, disculpe! Déjeme que al menos le sirva café! – recuperando sus sentidos, esencialmente para dejar de oír la risa jocosa de su superiora, la dama se hizo de la taza depositada en la mesa y la jarra repleta del líquido oscuro.
-No debía de molestarse, no tengo apuro alguno- intentando tranquilizarla a pesar de que su cabeza retumbaba por culpa de un constante zumbido que producía una mujer de cabellos marrones y gafas a unos metros de distancia, el cliente dialogó.
Agradecida por lo dicho, la mesera liberó un suspiro que contenía en su pecho, depositando luego el recipiente con la bebida cálida que emanaba un fluido vaho en el templado clima de Nuevo Mexico. El aroma del café se impregnó con ímpetu en el ambiente, adhiriéndose a las ropas del dúo que continuaban mirándose con disimulo cuando él se esforzaba en leer su menú y ella controlaba la cantidad del brebaje que restaba en su jarra.
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How you remind me
RomanceLos recuerdos de Jean Grey están extraviados, por lo que su mente se encargó de recrearlos de una forma distinta a lo que debía. Sin embargo, cierto factor aleatorio hará que la duda empiece a surgir en la pelirroja, al punto mismo en que sea ella l...