Oɾιɠιɳҽɱ ҽx ραƈƚυɱ

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Pulvis et umbra sumus.- Somos polvo y sombra.



Las gotas de lluvia resonaban en todo el lugar, la casa era una majestuosidad, una monstruosa belleza solitaria, la lluvia era el complemento perfecto al eco en aquel lugar tan oscuro, absorto del mundo,el sonido alarmante de un teléfono logró que el dueño de aquel lugar despertara de una manera brusca y pesada tomando la llamada.

-¿Que demonios quieres a esta hora?.-Escupió con molestia escuchando voces de fondo, eran lejanas pero de igual manera parecía festejar algo.

-L-Lo siento mucho señor Park, pero tuvimos novedades.- Se escuchó de la otra linea causando que el nombrado se removiera de entre sus finas sabanas de seda respirando con leve dificultad.

-Habla.-Sentenció de manera tranquila mientras se levantaba de su cama vistiéndose con cualquier traje que encontrara en el armario.

-El experimento Mantra-MY24 ha despertado.-Soltó de golpe causando que Jimin perdiera por un momento la compostura, sintió como el aire abandonaba sus pulmones y en mucho menos de lo que esperaba ya se encontraba en su auto deportivo conduciendo a velocidad alarmante por las calles dirigiéndose a su destino.








Las pisadas se hacían presentes en aquel vació lugar, el rostro frió del peli-gris resaltaba entre aquel pequeño grupo de hombres degradados por la edad, ellos parecían compartir y discutir de diferentes temas que no eran del interés del mas joven quien se encontraba tan sumergido en sus pensamientos descartando que se percatara de que sucedía a su alrededor.

-¿A que hora sucedió?.- Preguntó viendo al encargado, el señor Han, este volteo a verlo maravillado por el acontecimiento, se podía apreciar en su rostro el regocijo que lo iluminaba con esperanza.

-Alrededor de las 3 de la madrugada, no tenemos exactitud ya que hubo un lapso de tiempo abismal donde las cosas se pusieron bastante mórbidas.- Señaló mientras abría lo que parecía ser una pesada puerta de metal.

-¿Como resultó todo?.- Preguntó ansioso, el mayor se hizo a un lado permitiendole entrar.

-Véalo usted mismo.-Respondió cerrando la puerta tras el.

Jimin se tomó un corto tiempo para admirar aquella pequeña habitación de paredes blancas, en el centro había un pequeño bulto siendo oculto por una manta larga y negra bastante llamativa.


-Evigali, et ego dominum.- Exclamó dando vueltas alrededor del bulto viéndolo fijamente, el ambiente de un momento a otro se sentía mas tenso y pesado, a un punto que la respiración del chico se dificultaba, podía sentir su corazón latir con fuerza en su pecho.

De entre las sabanas algo comenzó a moverse, eran movimientos tan gráciles que causaban admiración y esa leve inquietud en el cuerpo, la manta se removió cuidadosamente y en lugar emergió lo que el podría catalogar como un ángel, era una belleza abrumadora colada en la habitación, un chico con la piel pálida como el mármol, imágenes de adoración religiosa se hicieron presentes como comparación divina, su cuerpo era delgado, mas contaba con diferentes detalles tan perfectos como sus clavículas que no parecían ser naturales, parecían esculpidas a mano. El rostro le fue revelado y juró que en ese momento sintió como hasta su ultimo suspiro era arrebatado, unos pequeños y sonrosados labios contrastaban con la fina nariz que poseía, sus ojos y su cabello despeinado eran de un color tan negro como la oscuridad de la noche, su mirada era felina coloreaba diversión viendo al chico.


-¿Dominus?.- Cuestionó alzando una ceja, su voz era ronca ahogada en la tensión y con una textura áspera, Jimin se estremeció por completo viéndolo a los ojos.

-Soy Park Jimin, ahora me perteneces y servirás hasta que mi alma sea reclamada por el Genio Alado al que sirves con devoción.- Respondió manteniendo esa postura de fortaleza y frialdad, a pesar de la impresión que tenía en ese momento,no pensaba ceder y mostrar debilidad a ese ser oscuro que podía traspasarlo con la mirada.

-Muy bien Mortal, ¿Sabes que clausulas se incluyen en nuestro pacto?.- Cuestionó con un toque de diversión en esa mirada felina, la burla en su voz era notoria, Jimin suspiró con fuerza manteniendo la calma y mientras el demonio del otro lado lo veía atento, este sacaba de su bolsillo un precioso anillo negro con un zafiro grande en el centro, carmesí como los ojos que ahora lo veía atentos.

-Estoy consciente de ello demonio.- Dijo viéndolo sin ninguna expresión, se acercó a él si vacilar y tomó su mano insertando el anillo en el dedo anular causando la sorpresa del pelinegro.-Por este medio, con este objeto dotado con la belleza material que los humanos brindan, vinculo mi alma a ti, haciéndote mi esposo ante la sociedad mortal y uniéndote a mi hasta que mi alma sea reclamada como tuya.- Dijo alzando una ceja al notar el recelo en la mirada del más bajo.

-¿A que se debe mi invocación en un lugar tan profano, tan indigno de mi presencia?.-Preguntó con el ceño fruncido mientras le daba vueltas a Jimin, analizándolo como un objeto de museo.

-Venganza.- Declaró desviando la mirada, se acababa de percatar que el demonio posaba frente a él sin nada en su cuerpo, no pudo evitar admirar en silencio el cuerpo del pelinegro, tal como las estatuas sobre Deidades del Olimpo, poseía esa belleza exótica sin igual.

-Las almas cegadas por la venda de la Ira y la venganza son principalmente mis favoritas.- Dijo viéndole con una tétrica sonrisa de lado, tan deformada que podría ponerle los pelos de punta a cualquiera.

Los del demonio ardían en llamaradas carmesí, se enderezó en su lugar al momento que una espesa neblina negra se hizo presente envolviendo su palidecido cuerpo hasta su rostro, extendió a lo largo su brazo, era ahora negro con garras que podrían arrancar la piel de cualquiera, de ella emanaba una especie de líquido negro grotesco, el olor a putrefacción se hacía presente golpeando de golpe las fosas nasales de Jimin causando que su repulsión se hiciese presente. Tomó el valor y extendió su mano hacia el demonio, quien al tenerla cerca, arañó su palma en una profunda cortada, Jimin ahogó un grito de dolor, El demonio sonrió y unió ambas manos corrompiendo la sangre del chico, sintió en ese momento como algo se apoderaba lentamente de su cuerpo, corría sus venas y bombeaba por todo su cuerpo sin piedad.

-Coles ego usque ad mortem.- Recitó con una voz que Jimin no pudo reconocer, era un cruce doloroso entre grito, llanto y alarido masculino con leves roces femeninos volviendo todo oscuro a su alrededor.

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⏰ Last updated: May 11, 2020 ⏰

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𝐋𝐚𝐬 𝐂𝐢𝐞𝐧 𝐂𝐚𝐫𝐚𝐬 𝐃𝐞𝐥 𝐃𝐞𝐦𝐨𝐧𝐢𝐨Where stories live. Discover now