Una cámara rota

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A veces las personas eran mierda.

—Jimin...

Es decir, la mayoría de las personas, a veces. Taehyung sabía eso.

—Taehyung, yo...

Casi dos años en aquella maldita universidad le había mostrado lo cruel que las personas pueden llegar a ser, lo mucho que pueden romperte si les das permiso. Taehyung consideraba que nunca les había dado tanta importancia para llegar a ese punto. Para permitirles hacerle sentir así. Pero, pensándolo una vez más, viendo la realidad en frente de sus ojos, se sintió ingenuo.

—Rompiste mi cámara —lo dijo en un susurro, mirándolo sin poder creerlo, sin querer creerlo.

Taehyung sabía por qué las personas eran malas con él. Había aprendido a ser cuidadoso, a no tener amistades peligrosas que terminaran en malos desenlaces, pero se sintió un idiota, porque así estaba sucediendo en ese mismo instante.

Frente a él, Jimin se encontraba con su cámara en sus manos, rota.

—Tuve que hacerlo.

Taehyung dudó en avanzar hacia él. Acababa de terminar con sus clases del día, estaba exhausto y solo quería ir a tomar un café. Esperaba que Jimin lo acompañara y después quería pasar a sacar unas cuantas fotos al nuevo mural que los chicos de artes manuales habían creado para las fechas de navidad. Al final, se quedó en donde estaba, a un lado del marco de la puerta, sin querer acercarse más.

—¿Por qué lo has hecho?

No era la primera vez que un compañero de habitación intentaba sabotearlo. Habían quemado sus cartuchos, habían robado su lente, habían formateado su tarjeta de memoria. Pero nadie de aquellos compañeros era Jimin, y nadie había llegado tan lejos como él acababa de hacerlo.

—Kai me lo ha pedido, Tae —al menos se mira arrepentido,pensó Taeyung sintiendo sus ojos apunto de lagrimear, al menos no me mira con burla como todos los que hicieron lo mismo.

Sí, Jimin parecía arrepentido, pero aún tenía la cámara en sus manos.

—¿Él... te amenazó, Jimin?

Por favor di que sí. Por favor, por favor, por favor.

Jimin no lo miró a los ojos.

—Él no ha ganado ningún premio Álter, tú tienes dos.

Taehyung sabía que, en aquella universidad de elite, las personas eran mierda, o al menos la mayoría. Pero había pensado que el chico frente a él no era así, había querido, con todas sus fuerzas, que Jimin no fuera así. Había compartido tanto con él, había reído y pasado muchísimo tiempo con él. Le había contado, en las noches en las que no podía dormir, sus sueños que le hacían llorar, le había contado acerca de sus preocupaciones y sus esperanzas. Le habló de cuánto había querido estar en donde ahora estaba y también le había dicho lo difícil que era no hundirse una vez arriba de todo ello. Y Jimin le había tendido siempre su hombro. Le había animado a seguir y le había dado todas las palabras de aliento que Taehyung nunca pensó recibir de alguien de aquel lugar.

Maldita sea, que Taehyung casi lo lleva a conocer a su madre.

Taehyung no quiso acercarse. Porque la cámara estaba totalmente destrozada, sin posibilidad de arreglos, y porque pensar en acercarse a Jimin ahora mismo le hacía querer vomitar. Tomó su chaqueta y sus llaves, y se alejó por el pasillo, sin decir más, escuchando a Jimin llamarlo y observando como todos en el pasillo se asomaban para ver el espectáculo que definitivamente Taeyung no quería hacer, no así, no llamando la atención con lágrimas en sus ojos y un nudo en el estómago. No dándole motivos más que suficientes para que siguieran murmurando su nombre mientras no dejan de mirarlo con ojos de lástima, otra vez.

You look like home tonight [KV]Where stories live. Discover now