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SeokJin ha recibido una de las peores noticias que le podrían haber dado. Tenía que despedirse de lo que más le gustaba: los dulces.

Lo dulces lo eran todo para él. Llenaban el vacío que NamJoon había dejado cuando se fue. NamJoon era un Omega. Pero no era el Omega de SeokJin, y aunque ambos así lo hubieran querido, forzar la relación sólo les ayudó a tener una vida en desgracia.

NamJoon no podía completar a SeokJin. Sólo le hacía sentirse menos solo y un poco más Alfa. Pero SeokJin sabía que nunca le hizo sentir nada de eso a NamJoon. Ni más Omega ni menos solo. Por eso, hace seis años NamJoon se fue. Y SeokJin se sintió solo y poco Alfa.

Un Alfa en sus 30... solo.

Y ahora diabético.

Hace seis años los dulces habían sido la solución para sobrellevar sus problemas. No había caído en el alcohol. Sino en los dulces. Había supuesto que era menos dañino. Pero no. SeokJin se había equivocado. Primero, había subido mucho de peso. Segundo, había perdido tres muelas. Hasta aquí podía soportar, porque los dulces llenaban su pena. Pero, tercero, ahora padece diabetes. Y esto sí es un problema porque está empezando a sentirse en pánico porque es un Alfa de 35 años sin pareja, gordo, sin tres muelas, diabático y que no puede comerse el muffin lleno de crema y rociado con rocklets por el que está babeando desde que está en la fila esperando su turno en el café.

—Buenas tardes, señor ¿Que desea? —Pregunta el empleado. Usualmente, SeokJin estaría consternado ante la palabra señor. Lo era. Pero era difícil admitirlo. No obstante, ahora estaba ignorándolo. SeokJin estaba demasiado ocupado babeando por un muffin que no iba a volver a comer nunca. —Señor —Nada —Estemm —El empleado, con duda, toca el hombro de SeokJin —¿Señor, su orden?

SeokJin salta y pone los ojos en el empleado.

—No. No quiero un muffin. Ni nada dulce —El chico al otro lado del mostrador asiente. SeokJin se sonroja —Ah, un café sin azúcar —guácala —y dos de esas galletas también sin azúcar —doble guácala.

—De acuerdo ¿En verdad no quiere un muffin? —el empleado se inclina sobre el mostrador para susurrar sus siguientes palabras mientras le da una mirada al encargado en una esquina, asegurándose que esté concentrado en algo más —Puedo dártelo, sabes.

SeokJin queda desconcertado. El muchacho es demasiado atento ¿Sería por él? ¿Estaba coqueteando? ¿Era eso posible? Nunca nadie había coqueteado con él.

No, se dice SeokJin. De seguro el empleado cree que no tiene el suficiente dinero. O está probándolo porque cree ha empezado una estúpida dieta.

SeokJin se acerca. El olor dulce del muchacho le advierte que se trata de un Omega cerca de su periodo de celo. Eso no es bueno. Pierde la concentración y en vez de decirle que está seguro y le dé su orden le dice...

—Creo que deberías tener tus supresores a mano. —SeokJin busca su nombre en el pecho de trabajador —JungKook.

El muchacho se aleja y sus mejillas se encienden de inmediato. Está avergonzado. SeokJin cree se ve lindo. Pero también se siente un idiota. A avergonzado al pobre chico. Él sólo lo dijo por su bien, además, JungKook no parecía del tipo que se negaba al uso de supresores.

Desde sus comienzos, los cambia forma habían vivido en manadas. Siempre liderados por un Alfa, y seguidos por Omegas y Betas. Hoy no se vive así. Por suerte para SeokJin que es un Alfa sin manada. Pero siempre tienen su pareja desde joven, lo que sí hace de SeokJin un extraño. En su defensa, SeokJin lo intentó, con NamJoon, pero no resultó. Hubiera intentado con más, pero los Omegas no parecen sentirse atraídos por él.

1. Lobos: Alfa sin azúcar [JinKook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora