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SeokJin no vuelve al segundo día, lo hace al siguiente. El día ha sido ha sido terriblemente malo. Más que malo. Atroz. La ansiedad esta en todo su esplendor.

Para empezar, al despertar le ha llamado su madre quien no se ha guardado las quejas de no tener nietos de su parte. Hasta su hermano menor, Kim MinSeok, de 16 años ha quedado en cinta en su primer celo prematuro.

SeokJin aprieta los dientes. Tener un celo tan prematuro es malo. Pero sus padres se niegan a consultas médicas, en especial cuando la gente que trabaja en ese campo, en la mayoría de los casos, son humanos. SeokJin ha intentado decirles que él conoce algunos lobos médicos, pero también se niegan. No le creen. No lo consideran necesario.

SeokJin aprieta sus puños por MinSeok. En días de celo, más allá de la necesidad de aparearse sexualmente, el sistema del Omega busca procrear, para ello, deben hacerlo en su forma de lobo. Pero no es eso lo que más disgusta a SeokJin, sino el hecho de que duda que MinSeok tenga pareja. Y lanza la pregunta que sabe cuya respuesta le dará una patada en el estómago.

—¿De quién?

Su madre le cuenta orgullosa como ella y su padre llamaron a buen Alfa que vive en mandada debajo de la colina donde ellos vivían para que lo atendiera.

Un buen Alfa, SeokJin reproduce las palabras en su mente.

Sus padres están locos por vivir así. No vivían en manada, pero seguían esas reglas arcaicas.

SeokJin no tiene el estómago para seguir escuchando. Diablos. Quiere ir corriendo y salvar a su hermano. Pero eso sería una guerra con su padre. Y algunos de sus hermanos que creen fervientemente en esa vida.

No todos sus hermanos se habían quedado en casa, algunos, como él, habían salido a tener otra vida. Jamás habían vuelto a casa. Y eso es lo único que iba a agradecerles a su padres, que pese a no haber vuelto jamás, le seguían llamando.

Mierda, se queda pensando SeokJin después de colgar. Su hermano ni siquiera ha tenido la edad para decidir si quiere quedarse o no. Y un celo prematuro.

Para hacer su día aún peor, en la oficina ha tenido que andar a las corridas con el personal porque todos los informes que le han mandado estaban mal. Sumando, la calefacción se había averiado y encima de todo, había pedido café sin azúcar y bastó probarlo para detenerse. Se lo habían traído con azúcar.

No iba a morir por azúcar.

Mierda.

Ser un Alfa sin azúcar apesta.

Necesitaba azúcar.

Necesitaba dulces para ahogar sus malditas penas, detener su maldito estrés y contener esta creciente ansiedad, pero no podía consumirlos.

Siente una enorme satisfacción y frustración cuando llega al café. Satisfacción porque la vitrina está llena de las más deliciosas tartas dulces y glaseados. Frustración porque no puede comer nada de eso. Sin embargo, mientras se martiria mirando todo eso que no puede comer, su ansiedad va bajando.

—Buenas tardes, señor ¿Qué desea? —SeokJin quita los ojos de lo dulce y reacciona a esa voz. Es JungKook. Y está bien, su nariz le indica que el aroma dulce proveniente del Omega es puro sin celo en el medio —Oh, es usted. Estaba esperando a que viniera para agradecerle lo que hizo por mí el otro día. Muchas gracias, señor...

SeokJin observa a JungKook preguntarle el nombre con las cejas levantadas y así terminar su oración.

—SeokJin... y no hace falta que me agradezcas. Ah, y puedes quitar el señor.

1. Lobos: Alfa sin azúcar [JinKook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora