Capítulo 1

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Capítulo 1.

¿Quién es Victoria Louviére?

Una vez más nos encontrábamos en uno de esos eventos donde buscamos a quien entregarnos a cambio de una pizca de la gloria que viven los ricos. Y entre ellos se encontraba Victoria Louvieré, pero yo no lo sabía. Ni me interesaba su vida.

—¿La has visto? —preguntó Amy a mi lado.

La miré confundida sin saber a qué se refería.

—¿De qué hablas?

Ana bufo a mi lado extendiéndome un trago—. Victoria Louvierè se encuentra aquí.

¿Qué?

—Nunca he oído sobre ella —murmuré a lo lejos se encontraba Nathan que parecía estar molesto—. Regreso en un momento.

La gala de esta noche nos ayudarías nosotros aumentar las posibilidades de conseguir buenas ofertas de trabajo en el Este de Europa, era nuestro último año y no faltaría mucho para dejar todo esto atrás.

—Nathan, ¿qué ocurre? No puedes irte así por así.

Negó—. No lo entiendes.

—Sí, sí lo entiendo —respondí intentando acercarme, pero algo me decía que no lo hiciera—. ¿Nathan?

—Aléjate —murmuro dándome la espalda para alejarse. Suspire cansada, el evento ya había empezado y no había forma de que ingresara.

La fiesta después del termino de la gala me ayudaría a obtener los contactos que busco, necesitaba dejar California, odiaba esta ciudad.

Al girarme, observé una mujer de 1,70 delgada, y con tal elegancia que parecía alejada de está realidad. ¿Quién era? Me acerqué a la puerta que aún permanecían cerradas.

—¿Has llegado tarde? —preguntó una voz detrás de mí con un marcado acento francés. Era la mujer de unos minutos atrás, sus ojos eran color esmeraldas.

—No, solo quería ayudar a un amigo y no me fije en la hora —respondí después de un largo silencio que para mí resultó una eternidad porque su mirada no se despegaba de la mía.

Asintió en silencio, no nos llevábamos mucha diferencia, unos dos centímetros, su vestido tinto dejaba al descubierto su pecho y sin duda alguna era lo que más resaltaba, cualquiera lo diría, pero yo me perdí en sus ojos que parecía un vacío sin fin.

—¿Así que... Un amigo? —murmuró alzando una ceja—. Es una lástima.

Relamí mis labios volviendo a ver la puerta esperando que alguien saliera y así poder entrar.

—¿Has venido con algún adulto? —volvió a hablar.

Negué—. Estoy por la universidad, soy estudiante.

—Así que eres todo un cerebro —respondió dándome una tímida sonrisa. Ella sin duda alguna era hermosa, más de lo que admití.

—No lo creo... ¿Y usted es alguna profesora de intercambio? Han llegado algunos de Nueva York.

Negó solemnemente para despegar su mirada de la mía, sentía que el aire había regresado a mis pulmones.

—Dudo que nos dejen entrar, si usted no es profesora, no le permitirán el acceso y yo al ser alumna becada, lo más probable es que reciba una observación.

Ella volvió a girarse sobre mí, volviendo a obsérvame cómo lo hacía unos segundos atrás.

—¿Alguien importante?

Asentí—. No es la primera vez que asisto con el resto de mis compañeros, sino eres nadie tan importante, te dejan afuera como a mí.

—¿Y quién ha dicho que nos han dejado afuera? —preguntó.

Su mirada se dirigió a unos de los hombres en señal de asistir, y de pronto las puertas simplemente se abrieron.

—Ahora puedes pasar, no me gustaría que tuvieras una observación en tu beca.

Me eche dos pasos hacia en señal de nerviosismo—. No creo que pueda, si me ven entrar en la principal sabrán que no estuve ahí.

Sonrió atenta—. Entonces entremos juntas, como profesora reconozco que te pedí que me ayudaras a informarme acerca del lugar donde sería situada.

Rodé mis ojos aceptando su ayuda, al ingresar, todo permanecía a oscuras aún, su atención estaba en la presentación del organizador de la gala.

—¿En serio eres profesora? —susurre a su lado mientras con la mirada buscaba a las chicas, sin embargo, me percaté que ella ya no estaba a mi lado.

Intenté buscarla, pero no obtuve repuestas. Suspire caminando más adelante para sentarme entre Ana y Joseph.

—¿Dónde te habías metido?

—Nathan no se encontraba bien —murmuré por debajo.

Joseph bufo—. Nathan es un imbécil que solo quiere tener tu virginidad, no lo olvides.

Ellos tenían razón, pero dentro de mi corazón no podía dejarlo, Nathan me ayudó a superar la muerte de mis padres, y quizás ya sería tiempo de entregarme por completo a él.

—Victoria Louviére, francesa, magnate, millonaria, arrogante desde la médula —murmuró Amy que parecía buscar información el internet—... Su vida privada es un enigma, solo se conoce su vida laboral.

—¿Y por qué te interesaría la vida de esa desconocida?

—Porque quizás esa desconocida sea la solución a todos tus problemas, Sophie, si logras obtener la atención de Louviére, es probable que tengas el ticker ganador de esta noche —dijo—. Tiene más dinero y poder que todos los que estamos reunidos aquí.

Negué—. Sigo sin entenderlo, ¿quién es ella?

Y de un momento a otro, las luces volvieron a encenderse, el organizador se había acercado a hablar por milésima vez, pero a una esquina estaba la mujer con la que había hablado en él loby, fruncí el celó confundida, ¿en serio era profesora? Ella lucia impecable, y altamente seria, fácilmente podría ser él sinónimo de la elegancia.

Su mirada se posó sobre mí, y me sentí arrinconada, era como si ella estuviera viendo a su nuevo juguete, su nueva mascota, era una mirada que podría significar mucho, nuestras miradas se centraron en el organizar.

—Un aplauso a Victoria Louviére —exclamó el organizador.

Y segundos después, esa misma mujer con la que había interactuando antes, era la misma mujer que ahora se presentaba delante de todos nosotros. Y no era más ni menos, que la misma Victoria Louviére.

...

Enigma. (LGBT)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora