Capítulo 2.

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Victoria.
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Victoria Louviére...

Ahora sería incómodo establecer una conversación con aquella mujer nuevamente, pensaría que solo me acercaría por lo que pueda ofrecerme, pero lo cierto es que estaba lejos de la realidad. Quería agradecerle, porque mi futuro dependía de la gala.

Desde que la había visto hace un par de horas en el lobby, no podía sacármela de la mente, no por saber precisamente quién es, sino por el intercambio de miradas que hemos tenido.

—¿Irás con nosotros a Santa Mónica, Sophie? —preguntó Anabelle.

Negué—. No puedo, debo terminar un proyecto —mentí. Los chicos eran increíble, pero las fiestas y las drogas no era lo mío.

—Deberías empezar a respirar, Sophie, tienes veintiunos, y ni siquiera has dado un primer beso. Nathan no cuenta.

Carcajeé negando, era cierto, Nathan iba a mi ritmo sin prisa. Él decía que nos casaríamos, y que por esa razón no se atrevía a tocarme.

—Ellos son —murmuró el profesor Jackson que se acercaba con Victoria Louvieré, otra vez estaba ella ahí—. Anabelle Fox, estudiante de medicina...

—El placer es mío, señora Louviére.

Victoria solo de digno a asentí sin estrecharle la mano de regreso, Jackson seguía presentándole el resto de mis compañeros de clases y de ella obtenían la misma repuesta.

Cada uno de nosotros pertenecíamos a diferentes carreras, pero siempre teníamos una en común, una de relleno—. Y por último, Sophie Gray, estudiante de informática del último año. Nuestra alumna más sobresaliente.

Sonreí tímidamente, no esperaba darle mi mano a Louvieré, ella no se la había dado a nadie desde que había llegado, y quizás Violet tenía razón, era arrogante hasta la médula.

—Es todo un placer para mí conocerte —hablo Louvieré y seguida de eso, estiro su mano para estrecharla.

Me sentía en un trance, ella no le había dado relevancia a ninguno de los presentes.

—El placer es mío, señora Louviére —respondí una vez que había estrechado su mano, su tacto era suave. Y su mirada seguía clavada en la mía, dejé caer mi mano lentamente regresándola a mi lugar.

Las mirada de aquellos aún seguían sobre mí, Louvieré y Jackson se habían alejado para hablar con algunos de los inversionistas de Boston.

—¿Qué acaba de suceder? —preguntó Rose—. ¿Louviére acaba de darte la mano y hablarte sin tú antes hacerlo?

—Al parecer —respondí dejando salir el aire que tenía contenido.

—De seguro quiere reclutarte, ya sabes cómo son los inversionistas —murmuro Jackson que había regresado—. Es una gran oportunidad si logras hacer que ella te admita, Sophie.

Negué, mis ojos no estaba en Louvieré, mi objetivo era acercarme a Gordon Ainsworth, sus empresas tenían relación a la programación y la química aeronáutica.

No tenía conocimiento acerca de quién era Victoria Louviére, ni tampoco estaba interesada en saber a qué se dedicaba, mi objetivo era alguien más.

—Nos vemos —murmure buscando a Gordon con mirada, y para mí suerte se encontraba esperando un trago en el bar—. Buenas noches, señor Akerman.

Él sonrió—. Buenas noches, señorita...

—Sophie Gray.

—Un placer, Sophie Gray, ¿a que debo el honor de que te acercaras a mí? Te había visto junto a los estudiantes de Stanford, justo después de aquí, quería hablar contigo.

Enigma. (LGBT)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora