Nuestro Perro

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"Hace mucho tiempo, teniendo apenas 6 años, mi padre compro un perro, un can de raza schnauzer, mi manso y adorable, peludo y tentadoramente acariciable. Todos en mi casa se enamoraron de ese pequeño animalito, yo incluido, desde mi madre, mi abuela, mi tía, mi primo, mi hermano, mi padre y mi persona. Todos los días, yo lo cuidaba y lo acariciaba sin cesar, mi padre hacia lo mismo, lo alimentaba y lo mimaba. A veces, solo a veces, llegaba sentir un poco de celos.

Pasaron los años, y esa mascota paso a ser tan querido en nuestra familia, que hasta mi padre hizo una casita para el perro dentro de nuestra casa, algo exagerado, pero es cierto. 4 años pasaron, ahora con 10 años, mis padres querían tanto a ese perro como a mí, a veces yo diría que hasta más que a mí, pero eso no me afectaba.

Durante unos días, mi perro se había vuelto muy loco, correteaba por toda la casa, hacia destrozos, incluso trataba de salir de una forma u otra, mi padre siempre me decía que no lo dejara salir bajo ninguna circunstancia, y yo le obedecía. Al paso del tiempo, ese incesante llanto que hacia el animal me perturbaba más el sueño a mí que al resto de mi familia, no solo no dejaba de aullar dentro de mi cuarto, sino que hasta rasguñaba la puerta de mi alcoba una y otra vez para que lo dejara salir, yo obviamente no lo hacía y simplemente intentaba conciliar el sueño.

Al cabo de 2 semanas, el perro seguía comportándose de la misma forma, ejerciendo el mismo modus operandi todas las noches, mis padres ya comenzaban a cansarse y mi hermano solo pensaba en una cosa: "dejar salir al pobre animal". Yo por mi parte ya me había acostumbrado, y mi padre al cabo del tiempo también lo hizo. Un día, mi padre salió a trabajar, mi madre descansaba para recuperar energías, y mi hermano había salido a dar un paseo con mi abuela. Yo estaba solo en casa, junto al perro.

Al cabo de 3 horas, el perro comenzaba con su fastidio de siempre, rasguñaba la puerta principal de la casa una y otra vez, aullaba fuertemente, de manera que no me explico el cómo mi madre conciliaba el sueño con tal llanto. Fue entonces, en un arranque de ira, lo deje salir de la casa, en cuanto salió, se fue directo a los callejones de al frente, pues vivíamos en un apartamento en el centro de la ciudad. Una vez que salió, nunca regreso. En cuanto mi hermano, mi abuela y mi padre volvieron a casa, todos preguntaron por el perro, pues era muy evidente su ausencia, en cuanto le dije a mi padre que lo deje salir afuera, rápidamente me grito, me dio una fuerte cachetada y abrió la puerta de golpe, fue entonces que todos salimos a buscar al pobre animal.

Buscamos sin cesar, preguntamos a los vecinos, e incluso, a los extraños que iban pasando por la calle, fue entonces que al cabo de 3 horas, mi padre regreso a casa, cargando el cadáver de lo que alguna vez fue nuestro perro. Pues había una perra callejera en celo cerca de nuestra casa, y nuestro perro salió a buscarla, y no hay necesidad de entrar en detalle de que fue lo que paso después, solo diré que después de ese día, mi padre nunca más volvió a hablarme, y ya han pasado 10 años desde aquel entonces."

Colección de Cuentos Cortos - By MetalBladeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora