La daga de la traición

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Cuenta la leyenda, que había un ser no muy conocido por muchos. El cometió muchas hazañas en su camino, porta su arma forjada de valentía y fidelidad ante el valor de su pensar, un sub consciente que lo hacia resaltar en astucia, en crear un invisible sello que marcarían historias tras historias.

Se narraban sus encuentros épicos con sus propios demonios, tanto internos como externos, como a la ves ajenos, sin querer salvando a varias vidas, brindando seguridad y un soporte a aquel que lo necesitaba.

Solo se escuchaba de la boca de la gente salvada por aquel héroe sin nombre, aquel que derrotaba tus demonios, que te curaba las grandes heridas que eran producidas por aquéllos demonios.

"El héroe sin nombre", "El Salvador de los humildes", "El libertador sin identidad", "El defensor del corazón"... El tenía muchos apodos, en aquel momento. Pero a ese héroe sin nombre no le importaba, si reconocían o hacían mención a su nombre o si lo recordaban por sus actos, solo le importaba la felicidad de todos aquellos que se lo merecen y aquellos que podrían cambiar por un bien mejor, dando asi un mar de esperanza para aquello que lo necesitasen, sin importar el daño que a el le ocurriese, el estaría hay para aquel que lo necesitase.

Dicen y cuentan que en las fronteras del prado, donde aquel sitio denominaba donde es vida y donde es muerte, el cual la armonía y la guerra tenían una estrecha trinchera de realidad, que debatía entre bien y el mal.

Hay se dio la gran guerra que marcaría a todos aquellos testigos de su gran acto.

Pero muy pocos pudieron ver y entender que tan grande fue el acto de aquel héroe sin nombre. Los mas ancianos nombraban que el traía dos grandes alas de un cálido y intenso fuego, como plumas ardiendo en llamas y de un color del mismo amanecer, con el cual voló hacia la guerra de esa estrecha realidad.

En el otro bando se encontraba una gran guerrera, con un deslumbrante traje echa de piel de León, un casco de la misma cabeza de aquélla bestia y una gran arma que lo guardaba bajo una magia incomprensible por el héroe.

El héroe, con valor y esperanza va hacia ella y el nota aquella peculiaridad que nunca había visto, la magia que traía aquella guerrera, era increíble, con ojos deslumbrados el héroe la ve, preguntándole a su sub conciencia que es lo que podría hacer.

Fue hay cuando su pensar no hablo, y un gran latir de su pecho habló por si solo.

Y como un pequeño niño empezó a expresar, comenzó a dialogar con aquella guerrera de tan poderoso poder.

-Aquello que portas, aquello que traes en ti, ese poder inalcanzable... no es el que emana de esa espada que traes, si no de ti.- de forma honesta le dice el héroe -¿Tu que sabes de mi?, este campo de batalla sera tu tumba en cuando saque el poder que llevo en esta arma- responde la guerrera, desenbainándo poco a poco su espada, haciéndo sonar el filo que se estremecía en el aire.

Pero el héroe, no ataco, un latir de lo mas profundo salia de su ser y solo se acercó lentamente a ella. -¿Por que no sacas tu arma? ¡pelea!- La guerrera exclamó, segada por su poder, solo quería acabar con quien se crusace en su camino. -Si tengo que morir aqui a manos tuyas, que se dé... pero solo me importa que seas feliz, por que en ti veo lo que talvez no notes en ti misma- El héroe responde y abre sus brazos ante la guerrera cedíendole el punto directo a su mismo corazón, el la mira fijamente, inconscientemente leyendo sus ojos, siendo el lector de su vida en aquel momento, viendo el laso de su alma con su mismo corazón, creando un mágico vínculo invisible e inrompible.

Solo para ese entonces, el héroe alza sus alas de fuego cálido, de un color acogedor y increíble, haciéndose levitar unos cuantos centímetros del suelo.

El héroe sin nombreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora