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Advertencia: angst/mpreg/final feliz jsj

Las personas siempre me preguntan "¿por qué sigo con él?" Siempre les digo que es porque lo amo, que es especial para mí pero ellos no lo entienden y yo tampoco quiero explicárselos, cuando ellos preguntan "¿qué diablos te gusta de él?" En el fondo no quiero que ellos sepan qué me gusta de él, es algo íntimo, es mi debilidad, él es mi debilidad y mi fortaleza.

"Él no te trata bien ¿por qué no buscas  a alguien que sea bueno contigo?"

No pienso que él me trate mal, sí, es distraído y distante pero no me trata mal, no necesito alguien que sea bueno conmigo, todo el mundo es bueno conmigo, no suelo unirme a gente que es mala, él no es malo, no necesito que él sea bueno conmigo, necesito que se preocupe por mi y él lo hace, me cuida y se preocupa por mi.

—Ten no es malo conmigo—Doyoung contestó con una sonrisa—no sé qué te inquieta de él, Jungwoo.

—¿cuántos años llevan juntos? Ni siquiera se ven—susurró su mejor amigo.

—somos novios hace, exactamente, ocho años, y sí, nos vemos poco, él trabaja y debe viajar a menudo ¿cuál es el problema? Él no me engaña.

—¿cómo estás seguro de eso?—Doyoung frunció el ceño ante la pregunta.

Por supuesto, él no estaba seguro de eso pero sabía que si Ten ya no quisiera salir con él ya le habría terminado. Así que aquéllo significaba que lo amaba, que aún seguía amándolo.

—sólo lo sé, confío en él.

En cualquier caso, si alguien engañaba en la relación entonces ese era él y Ten lo sabía. 

Sabía que Doyoung no podía estar sin que alguien le preste cierto grado de atención, sin que alguien lo toque, lo besé y lo haga llegar al orgasmo de vez en cuando. Porque era cierto, a veces no se veían hasta por medio año, Ten estaba ocupado, distante y en ocasiones sin ganas de verlo.

Tenían una relación extraña y especial pero Doyoung no podía imaginar una separación, cuando la ausencia de Ten era demasiado no podía evitar estremecerse y comenzar a llorar como un niño pequeño, lloraba por horas—te necesito, por favor, ven a verme—sollozaba Doyoung contra el teléfono, acurrucado en una esquina de su casa.

Podría ser que fuese dependiente, nadie podía culparlo si aquél fuese el caso.

Ten suspiró después de que la llamada acabó, guardo sus papeles y cogio su pasaporte. Estaba a ocho horas de distancia pero aún así compró un pasaje para volar hacia Doyoung.

Doyoung que lloraba en pijama en alguna esquina de su fría casa.

Esa casa que Ten conocia desde su adolescencia, donde Doyoung creció y su madre lo crió, en donde él iba a hacer sus tareas y ver televisión junto a Doyoung.

Canceló todos sus horarios y su padre suspiró sin mencionar nada, no existía nadie en su familia que pudiese reprocharle su actitud con Doyoung, todos ellos tenían una debilidad con Doyoung y Ten sólo necesitaba decir que tenía que verlo para no recibir más preguntas de su padre.

Ocho horas de vuelo, dos horas hasta la casa de Doyoung, una casa de material y madera, un jardín muerto en invierno y dos gatos.

Era inseguro y peligroso pero Doyoung siempre tenía la puerta trasera abierta para que sus gatos entren en caso de estar jugando en el jardín, ya era de noche, el cielo estaba pintado de un azul marino, Ten entró por la puerta trasera hasta llegar a la segunda puerta, sacó la llave debajo de la maceta y la abrió.

Desde que la madre de Doyoung había fallecido, la casa tenía un color más apagado, la mayoría de las plantas habían muerto también y Doyoung casi no encendía las luces cuando estaba solo, de hecho, él no caminaba por otros espacios de la casa más allá de su habitación y el baño, a veces ni siquiera comía en la casa.

No necesito que sea bueno conmigo DoTenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora