Agache mi rostro con las mejillas sonrojadas. El soltó una sonora carcajada ¿Acaso se esta burlando de mi?
- Te ves hermosa cuando te sonrojas ¿Lo sabias?- Pues claro que no ¿Quien se ve hermoso pareciendo un tomate humano?
- Idiota.- Dije en un susurro. Me puse en pie, dejando mi vientre a la altura de su rostro, cuando me di de cuenta de lo que había echo, Daniel alzó su rostro mirándome pícaro. Lo que me faltaba, inmediatamente me eche para atrás.
- Tengo hambre.- Daniel frunzo el ceño.
- ¿Mike no te a traído el desayuno?- Miro su reloj, y alzó su dos cejas en sorpresa al ver la hora que era.- Y el almuerzo.- Miro a mi dirección.
- No, no me ah traído nada.- Dije indignada por la falta de sensibilidad de esta gente.
- Me va a escuchar.- dijo casi en un susurro, pero lo logré oír. Se puso en pie, para salir de la habitación.- Ya te traigo comida.- Y se fue.
Me siento sofocada de tanto estar encerrada en esta habitación. Y muero de hambre. Me acuesto en la cama, a pensar en como seria si fuera conocido a Daniel en otra situación, no puedo negar que es muy apuesto, que a pesar que me trajo a su casa, y me caso con el sin mi consentimiento, hay algo de el que me atrae. Pero no se que es.
La puerta se abrió, y entro Daniel con una carrito lleno de comida, Mm, mi estomago gruñe. Me levante, y me dirigí hacia el a buscar el primer bocado que viera. Había de todo, sándwiches, sopa, tocino, jugo de naranja, café, un estofado, huecos cocidos, pollo al horno, una tacita con arroz, y postres de varios sabores. No creo que pueda con todo eso, pero mi estómago me dice lo contrario.
- ¿Tienes hambre?- Lo miro con una cara de pocos amigos, diciéndole que si no es obvio.
- Ustedes no tienen sensibilidad ¿Como se les ocurre tenerme todo el día muerta de hambre?- Tome un tenedor, y comí un bocado del pollo, que rico.
- Le dije a Mike que te trajera el desayuno, y almuerzo. Pero al muy desgraciado se le olvido.- Dijo marcado entre comillas.
Voltee los ojos, y comencé a servirme mi plato. Mire que Daniel solo tenia puesto sus ojos en mi, y no tocaba la comida.
- ¿No piensas comer?-
- No, almorcé con una amiga.- Lo mire frunciendo el ceño, no se porque pero no me gusto para nada que fuera almorzado con una amiga.
"A pues Genesaret, ustedes no son nada"
Me dije a mi misma, es verdad, lo único que nos une es un pedazo de papel que dice que estamos unidos en matrimonio.
- ¿Algún problema?- Me pregunto curioso, quite la mirada, y la puse en el plato lleno de comida que tengo en frente.
- Para nada. Solo que dijiste que tenías que arreglar unos asuntos personales ¿Ella tiene que ver en eso?- Mi pregunta lo incomodo, se removió en su lugar, y negó con la cabeza. - ¿Entonces que era?- Tengo curiosidad.
- Muchas preguntas.- Dice serio.
- Se supone que como mi esposo, debes de contarme todo lo que haces.- Me miro con gracia.
- ¿Si? Entonces prepárate, porque hoy mismo tu, y yo consumamos este matrimonio.- ¿Que?
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Amor Obsesivo
RomantikGenesaret MacCarty y Daniel Scott ¿Puede alguien enamorarse de su propio secuestrador?