The Lovers

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   La conocí una tarde mientras volvía del trabajo. Yo pensaba en mis cosas cuando nos chocamos bruscamente. Ambos acabamos en el suelo, cayéndosele varios libros, y yo, confuso y molesto, casi me encaro con ella, pero al momento de ver su rostro quedé enmudecido inmediatamente. Sus ojos marrones iluminados por el sol se clavaron en los míos y su cara fina de tez clara se volvió roja de vergüenza.

   Mi enojo se había ido tras aquella hermosa visión, y tras escuchar doce veces la palabra "lo siento" de su boca en un tiempo muy reducido, le sonreí y le dije que no pasaba nada, que yo estaba en mis mundos y que era mi culpa. Ella, no se si por compromiso o ya por lo incomodo de la situación, sonrió de vuelta, se la veía bastante tímida y en cierto modo, perdida. Fui a ayudarla a recoger los libros que se le habían caído y vi uno que me interesó bastante. Era una guía de astronomía, un libro que de lejos olía a vejez, y al que muchas manos habían pasado ya sus páginas. Me llamó mucho la atención, y distraído lo ojeé. Era interesante, sobre todo la parte que hablaba de la creación mitológica y teórica de la Luna, y yo ensimismado con la lectura, fui repentinamente interrumpido por ella:

   -A mi también me llamó mucho la atención esa parte, un planeta que tuvo que ser destruido para que la Luna naciera y protegiese por siempre a la  la Tierra, es triste pero bonito.

   Fue grande mi sorpresa cuando vi que su timidez se había esfumado por completo, y cuando me dijo que se llamaba Tea, como el planeta que murió para dar vida a la Luna.

   Tras recoger todo, seguimos la conversación en un banco, y después decidimos quedar un día para tomar algo. Fue repentino, pero me había prendido absolutamente de ella .

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