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–Me estoy quedando sin dinero, ya no se que hacer–hablo el rubio al teléfono.

–¿Has pensando en buscar un trabajo?– hablo el pelinegro del otro lado de la línea.

–Bueno, gracias por tan bien consejo, no es como si no lo haya intentado antes, sabes– se quejó. Se movió por toda la habitación, tratando de buscar la peluca en color rosa que debía usar ese día.

Ese trabajo que tienes no te dejo muy buena fama, Jimin. Debiste dejarlo cuando te dije– le regaño, mientras tomaba asiento en su gran y único sofá.

–No podía, era mi único recurso y tu no quisiste ayudarme cuando te lo pedí– replicó. –Ah, la encontré– dijo con emoción, borrando todo aquel enojo. El chico al otro lado de la linea suspiro sobando su entrecejo, cansado de que siempre fuese lo mismo con su pareja.

–Vas a ir de nuevo, ¿No es así? Dios, es que tú no entiendes. ¿Solo vuelve a casa, si? Te necesito y si dejas el trabajo yo puedo...– Jimin negó aún sabiendo que el otro no podía verlo y hablo.

–No, no voy a volver, Yoongi. Me lo dejaste bien claro, no volvería ahí si seguía trabajando para Magic Shop, y lo entendí bien– se detuvo un momento, de todas formas se preguntaba por qué había recurrido a hablar con aquel. Su relación no había sido jamás la más buena del mundo, pero sin darse cuenta, volvía siempre a él. Sin embargo, esta vez quería que fuese diferente.

–Mi vida, piensa las cosas. Fue un error, ¿Si? Yo no quise decirte eso–

–Pero lo dijiste, y me lastimaste. Estamos bien así, ¿No crees? Tener sexo cuando alguno de los dos quiera, te dije que no había problema con que lo pidieras, pero no voy a volver a casa...–nego para si mismo. –quiero decir, a tu casa. No voy a volver, se me hace tarde. Adiós– no permitió que su ex novio contestará y colgó. Se apresuró de nuevo, está vez con más rapidez tomo todo en sus manos y lo guardo en la gran bolsa en color beige que tenía. No le importaba la mala fama que había obtenido por trabajar en el club, sus vecinos podían hablar de lo que quisieran, al cabo, desde que se había mudado ahí, no pudo llevarse bien con ninguno. Era clara la razón pero inclusive si no hubieran descubierto eso, él no planeaba llevarse bien con nadie. Salió del departamento, no sin antes cerrar bien. Camino por el gran pasillo y luego bajo las escaleras para llegar a la puerta principal del complejo y encaminarse a su trabajo, eran las ocho y diez y llevaba mucho tiempo para irse con pasos lentos, le gustaba caminar por ahí y mirar un poco. Su vida había dado una vuelta de trescientos sesenta grados, más sin embargo en ningún momento decayó. Puede que en verdad necesitará otro trabajo por que la paga del club estaba bajando en picada y si no buscaba otra opción ahora, más tarde podría incluso quedarse en la calle.

Mas tarde llegó al club que adornaba la puerta principal con un enorme letrero de luces neon con el nombre Magic Shop, ese era el nombre del lugar. Conocido por muchos y despreciado por otros tantos. No es que fuera un club cualquiera por qué pese a todo lo que decían de el, la mitad de lo que decían un tanto era verdad. Como por ejemplo, que había tanto chicos y chicas con los que podías tener relaciones en los cuartos especiales. Lo que no sabía la gente de fuera era que, eso era decisión solo de las personas involucradas, si algún cliente quería y el que atendía no, el trabajo no se iba a realizar. El lugar tenía sus permisos, quizá había gato encerrado en algunos aspectos pero no quitaba el hecho de que tuviera todo de acuerdo a lo legalmente acordado. Por eso, es que mucha gente conocía el lugar y por eso es que sus visitas y reconocimiento subió demasiado pero así como obtuvo la fama, decayó cuando comenzaron a recibir malos comentarios por qué la mayoría de los involucrados en el Magic Shop no aceptaba ser tomados como juguete sexual. Había gente que solo iba a eso y a veces se sobrepasaban con el contacto, lo que terminaba en peleas, insultos y lo más malo, menos visitas al lugar.

Una vez dentro del local, subió al segundo piso donde se encontraban los camerinos, donde el personal solía cambiarse para sus presentaciones, en el ejemplo de los y las bailarinas, también donde se cambiaban los meseros. Jimin, como el bailarín más conocido del lugar, disponía de un cuarto propio. Se encerró como siempre, se sentó frente al espejo y se miró, delineando cada parte de su rostro con su mano, veía tantos errores en su rostro, tanto dolor.
No le gustaba verse antes, pero lo había tomado como una costumbre. No estaba cómodo viéndose. Odiaba lo que la gente decía de él, odiaba a la gente, odiaba que no podía verse como algunos lo veían, odiaba no poder mirarse al espejo sin notar una nueva imperfeccion en su rostro. Y por sobre todo, odiaba no ser perfecto. 





Espero y les guste esta historia. Ya no estoy segura de cuando os dije que subiría esto, pero lo haré hoy. Los capítulos serán algunos cortos, y otros largos, pronto voy a cambiar también la portada por que aún que me ha gustado, no encaja del todo. Muchas gracias por seguir leyendome, les amo 🍑

Magic Shop ❀ vminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora