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Estaba en la fila de la cafetería, esperando por conseguir su almuerzo. 

Apesar de siempre llevar uno empacado por su mamá a NamJoon algunas veces le gustaba lo que servían en el lugar, hoy era pizza junto una lata de soda y una naranja. Esta última siendo la única cosa que comía de todo lo que portaba. 

Estuvo a punto de irse a sentar en donde siempre lo hacía cuando recordó la petición del mayor, por lo que retomó su camino fuera del area para ir al salón del pelirubio, o ese era el plan. No contaba con que cuando estuvo apunto de salir, JiMin iba entrando. 

El de cabellos negros le sonrió de forma cínica, acercándose hasta quedar de frente a él.

"Hola NamJoon, ¿comerás eso hoy? quién pensaría que comes con lo delgado y asqueroso que te ves." Le dijo sin preánbulos, haciendo que el moreno desviara la vista hasta el suelo. "Ow...no vayas a llorar, a nadie le gustan los llorones mucho menos los que son tan horrendos como tú. Seguramente Min está contigo por pura lástima, no me imaginaría por que alguien alguna vez se fijaría en ti." Se acercó más a él, caminando a su alrededor mientras sus palabras atravesaban al más alto como si estas fueran espadas, tomó el trozo de pizza del plato del moreno dándole un mordizco y masticándolo lentamente. "Dame tu mano." Le exigió con rudeza, el moreno sorbió de su nariz sintiendo las lágrimas acumularse en sus ojos. JiMin se la tomó y escupió el trozo de pizza que estaba masticando, en ella. "Puedes comerla ahora, ya que te gusta tanto comerte las cosas que yo comí, o debería decir estar con las personas que yo usé." Se rió de forma cruel, alejándose para ir con su grupo de amigos mientras el más alto se sentía mareado por el dolor en su pecho.

Lo que JiMin había dicho de último era en relación a YoonGi, pues el mayor había sido novio del pelinegro. 

Cuando por fin salió de la cafetería se quedó en los pasillos intentando calmar su llanto, tomó la naranja de su bandeja de comida y la peló, comiendo la fruta de forma casi desesperada mientras algo del jugo resbalaba por su barbilla hasta su uniforme inevitablemente dejando manchas. 

Cuando la terminó, se levantó como si nada. Se dirigió al baño y al entrar al cubículo se puso de rodillas. Vomitó hasta que no había más que el ardor en su garganta y su nariz, hasta que las palabras que JiMin le dijo salieron de su cuerpo por medio de su boca, hasta que su dolor se fue por el desagüe. Al verse en el espejo las lágrimas regresaron, sus dedos palparon sus pálidas mejillas, sus labios resecos y con grietas, su piel aspera al tacto. Sus ojos desenfocados y llenos de agua. 

¿Algo como él realmente merecía ser amado por alguien? 

Creyó volverse loco cuando su propio reflejo se distorsionó a sus ojos, mostrandole una imagen de él que lo hizo sollozar de forma audible mientras repetía pequeños "no". Salió de ahí para irse a refugiar a la enfermería y cuando el timbre sonaba poder irse a casa junto con YoonGi.


Orange Juice;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora