Capitulo 2

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Nena

Borges había agarrado la mala manía de decirme nena y mandarme a hacer cada cosa que a él le daba paja. Como ahora que me había puesto a contar plata, encima eran unos billetes más echos bosta que tenía que andar pegando con cinta como tarada. Había pasado 1 semana desde que entré, me tenían cuidando a Moco 24/7 y de vez en cuando me mandaban con un señor al que le decian Tubito  que también vendía droga, al principio intente negarme pero Mario no reacciono de la mejor forma.

Flash back

-Prefiero que me mandes a hacer otra cosa Mario, yo no tengo mano para eso - mentí como de costumbre

-Mira nena, a mi no me vas a venir con ese cuento de que sos la carmelita descalza, yo se bien lo que sos, así que deja de hacerte la víctima y anda - lo mire fijamente a los ojos y salí aguantandome la bronca

Fin del Flash back

-Che nena, ¿terminaste? Tubito te busca - el grandote de tatuajes me llamo, por lo que sabía le decían Barney.

-No, todavía no termino, y se me termino la cinta, ¿Donde puedo conseguir acá? - le pregunte haciendo un fajo con billetes de 50 pesos

-Anda y pregúntale a Molinari - me dijo Diosito entrando y yendo a buscar algo a la heladera.

Acomode un poco la mesa y fui hasta el salón donde había dos escritorios pero solo 1 estaba ocupado, vi a una mujer con las ojeras hasta la mitad de la cara, con una colita de pelo mal echa y temblando, pero hacían casi 36 grados así que supuse que frío no era lo que tenia.

-Hola - salude cuando entre al salón, la mujer me miró entre asustada y desconfiada -Soy Daiana, te vengo a preguntar si no tenes un poco de cintec que me regales -

-Si si tengo, pero sentate, tengo que hacerte la ficha - dijo sacando un par de hojas y tirado un par más el proceso. Me acerque a ella y la ayude a juntar las cosas. Después de terminar me sente y vi como me miraba fijamente -¿De donde sos Daiana? - me pregunto

-Naci en Mendoza y me vine a vivir acá a los 8 -

-¿Se puede saber por qué? -

-A mi viejo lo querían matar haya y unos amigos de el nos dejaron quedarnos acá un tiempo - en su mirada vi algo de pena, pero supongo que era la misma mirada con la que miraba a todos los presos acá.

-Bien, ¿Tenes hermanos? ¿Alguien con quien yo pueda contactar en caso de una emergencia? -

-Si, Antin tiene el número de mi mamá, se lo podes pedir a el - contesté con ganas de ya irme

Ella siguió anotando un par de cosas más que miraba en la computadora y antes de irme me dio el cintec y me dijo su nombre.

-Si necesitas cualquier cosa podes decirme, soy Emma - se presento y volvió a mirarme con pena. Asentí antes de irme y desear no tener que llamarla para nada, no la necesitaba ni a ella ni a su lastima.

De nuevo en el pabellón lo primero que vi fue como Cristian tenía la cabeza decolorada. No dije nada y me quedé calladita, volví a la mesa y seguí pegando los billetes.

Hija Del Diablo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora