Todo tiene un comienzo, y el nuestro fue mensajes en Instagram, un 13 de septiembre 2018, el día donde todo se volvió genial para mi. Cuando te vi de cerca por primera vez, mis ojos se llenaron de brillos, hablamos en persona por excusa de un libro, me puse demasiado nerviosa, no sabia que decirte, que hacer, y en mi mente navegaban miles de momentos que podría pasar a tu lado, mis manos temblaban, nunca había tenido esa sensación con nadie más. Encontrarte fue como serendipia: un hallazgo valioso.
Como siempre los días pasaban, pero nosotras no, seguíamos, porque contigo el tiempo no existía, era magnifico, realmente maravilloso, todos los días tenían algo bonito, divertido, loco, como anécdotas para contar.
Tus besos era como saborear un caramelo, tus abrazos eran mi cálido abrigo, sin querer apagaste un invierno causando un maldito incendio en mi interior, mirarte es navegar en otra galaxia, ojos color oro, ojos color miel, momentos de sentimientos profundos, miradas de algo inefable, para mí por lo menos, no sé si para ti, no sé qué tienes que me gusta, apareciste al instante de rendirme en esta búsqueda, de algún calmante para el dolor de un alma rota, cicatrices y una nostalgia destructiva.
Te conocí y de verdad me enamoré, te amé o ¿te amo?, me gustaría que te lo cuestionaras.
Todo tiene un fin, y ¿el nuestro? fuimos algo efímero, tal vez con un sentimiento sempiterno ¿Qué dices de esto? Se perfectamente lo que paso, pero no lo entendí del todo, se acabó, tan rápido, pero, aun así, en poco tiempo me hiciste sentir mucho, y creo que eso fue importante. Mi vida cambio desde que ya no estás en ella, vacía y sin ganas, algo de mi te echa de menos y no lo puedo evitar.
Cientos de recuerdos que dejaste eran fuego en mi retina en las tristes noches, pero ya no cuento fotos, ahora cuento estrellas, desde que marchaste nada consigue llenarme, no soy la misma desde que te fuiste, pero a quien le importa eso, y se me cae el mundo al suelo, el alma en millones de trozos pensar de nuevo en esos lindos momentos.
Pasaban y pasaban los meses, yo pensándote y pensándote, no podía olvidarte, me sentía tan mal, me faltabas, me haces falta, pero, la costumbre se hizo con el tiempo, y cada pensamiento tuyo lo tomo como recuerdo, ojos color miel, al sol más claros, era imposible sacar eso de mi mente.
Estoy aquí, tal vez no esperándote como antes, pero, sigo aquí, por si vuelves, por si quieres echar un vistazo, por si quieres recordar, experimentar, lo que sea, estoy aquí.
Porque siempre vas estar, doliendo o no, aquí en mi corazón.
Crhys.-