Tú a mí no y yo a ti sí.

88 1 0
                                    


El día de hoy me hablaste de tantas cosas, entre ellas del futuro, sobre como nos veías a los dos compartiendo experiencias maravillosas, conociendo a nuestras familias y acurrucándonos todas las noches antes de dormir. A mí esto me causa un dolor de cabeza inimaginable. Ya que no puedo entender como puedes ver una vida juntos, pero no puedes decir un te quiero ahora.

Mi conclusión es, que puedes verme a tu lado, pero no puedes verme con amor.

En mi defensa, y sólo para que no digas que pido mucho, yo nunca te pedí nada. No pedí que me contaras acerca de tus sueños, ni te insistí para que hicieras aquellos gestos que los enamorados hacen, sólo estuve ahí, en aquel momento en que tú quisiste besarme y yo accedí.

Ya sé que te fascina complicarlo todo, que no tuviste el valor de besarme y dejarme ir, sino que ahora estás aquí, con mi corazón entre tus manos pero con el tuyo ausente en otra parte. No digas nada, yo lo comprendo, siempre ha sido así, he comprendido que no estabas listo, que la querías a ella y que necesitabas tu proceso, que con ella fuiste feliz y que eso no se borra de la noche a la mañana. Sin embargo, nunca me pediste que comprendiera que yo iba a tener que esperar a que la superaras para después quererme a mí, no jamás me lo pediste, eso lo hice yo sola cuando me di cuenta un día que yo ya te quería antes de que tú me quisieras a mí.

Es confuso lo sé, quien quiere a quién, como y cuando se quiere, dónde y por qué lo hacemos. Pero al final de cuentas todo se resume en lo mismo, tú a mí no me quieres y yo a ti... sí.

El dilema no es ese como podrás ver, el dilema es que tú incluso no queriéndome, cuidas de mí, ves por mí e insistes en estar ahí para mí. Yo no sé si es lástima o un chiste de mal gusto fingir interés por lo que digo y lo que pienso, pero lo que sí sé es que te odio por hacerlo.

Si tan solo tuvieras el valor de decirme en voz alta alguna de las dos disyuntivas, yo sería más feliz. Es decir, si tuvieras el coraje de decirme que no me quieres, te lloraría un mes o dos, pero al menos no te lloraría indefinidamente todas las noches al pensar en ti. O si tuvieras la valentía de decir que en efecto tú igual me quieres, me dedicaría a hacerte feliz todos los días hasta convencerte de que has tomado la mejor decisión de tu vida.

En cualquiera de los dos casos, es inútil desgastarme pensando en que pasaría, ya que tú por el momento lo único que quieres es abrazarme, besar mi frente y decirme que no me estrese en pensar en qué está ocurriendo, ni a donde va a llegar.

En noches como esta, te detesto y te un empujo con brusquedad para que me des mi espacio en la cama. Tú piensas que estoy loca, yo te digo que tengo calor y, sin verlo venir, te ofreces de la forma más amable a abrir la ventana, sin embargo cuando te vuelves a acostar a mi lado después de unos minutos y te pregunto que sientes por mí, tú finges estar dormido o demasiado cansado como para contestar algo así.

La razón de quererteWhere stories live. Discover now