El canto de las aves adornaba el ambiente matutino, el sol se asomaba levemente entre las cortinas de la habitación. Y el apuesto joven lentamente abría los ojos, para después estirar sus extremidades hasta oír sus huesos crujir.
-Buenos días- diría el joven, y sí, diría. Por que la realidad era muy diferente para Min YoonGi. Un joven pelinegro fuera de lo común, y de lo cliché. 'Si todas las personas siguieran los estereotipos, el mundo sería aburrido. Lo siento, no seré un estúpido robot'.
Sus mañanas eran monótonas, y consistían en despertar por el molesto ruido de los automóviles que transitaban, levantarse de su incómoda y vieja cama, tronar sus huesos y mirar una de sus tantas calcetas sin par que yacía tirada en el suelo sin cuidado alguno.
Cepillar sus dientes, hacer sus necesidades, mirar el viejo reloj que se encontraba sobre su escritorio improvisado y soltar:
-¡Demonios! ¡Es tarde!- Se apresuró en vestirse y tomar sus cosas para dejar su pequeño departamento.
La mañana era hermosa, nubes, una ligera llovizna, y el viento que mecía sus cabellos a su antojo. Definitivamente el clima para un día perfecto. El pelinegro estaría disfrutando la mañana de no ser por el sueño, pero nadie puede culparlo, esa cama es vieja e incómoda.
Él estaba bien, no necesitaba grandes lujos, con un lugar donde dormir y comida era más que suficiente.
Mientras caminaba hacia la entrada principal de su universidad una voz conocida lo llamó.
-¡Hey, YoonGi!- Al reconocer al dueño de la voz bajó la mirada y aceleró el paso, intentando pasar desapercibido.
No lo malentiendan, el apreciaba a su amigo. Pero de vez en cuando el podía ser escandaloso.
Al notarlo su amigo gritó más fuerte.
-¡YoonGi!, ¡Min YoonGi, ¡Yongobongo!, ¡Yoonicio!, ¡YoonAntonio!--
-Baja la voz, idiota- dijo entre dientes, mientras se acercaba.
Una sonrisa traviesa surco de los labios de su amigo. Eso era una mala señal.
-¡YoonGiAntonieto! ¿¡Cómo te atreves a ignorarme!?- Dijo con un dramatismo exagerado.
El pelinegro se acercó a paso veloz al creador del alboroto.
-Demonios Hope, ¿acaso no puedes saludarme como alguien normal?- Puso su mano sobre la boca del menor, impidiendo así sus gritos.
Y por los ojos del menor pasó un brillo de maldad y diversión.
-¡HOSEOK, ERES UN CERDO!- No se contuvo al sentir una lengua en la palma de su mano y empujó a su amigo pelirrojo.
-Yah, YoonGi. Eres un exagerado. Además, yo no conozco el significado de 'normal', mi base de datos no tiene es espacio suficiente como para saberlo-.
-Exagerado será el dolor que sientas cuando ponga mi pie en tu cara- Soltó con rapidez.
-¡Eh, Hope! ¿Molestando a Suga desde tan temprano?- Una voz femenina se oyó.
Una chica de piel cálida se acercaba, cabello no muy largo, negro y de peinado llevaba muchas trenzas pequeñas. Tenía una mirada calculadora, al ser una extranjera sus ojos no eran tan rasgados. Su figura poseía unas curvas notables, no exageradas. Una chica atrayente a ojos de cualquiera.
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La historia de un chico solitario. || yoonmin.
Fanfiction> •Yoonmin •Mención de parejas secundarias