El muchacho termina de colocar la camisa finita que el encargado le había dejado, sabía que tenía que ir a aquella habitación y realmente sentía miedo. Si bien él no estaba seguro de lo que realmente pasaba, cuando volvía en sí se encontraba con su cuerpo lleno de lastimaduras y chupones, aparte de que lo sentía todo adolorido. Se miró en el espejo y acomodo su cabello, cuanto más arreglado y sexy estuviera, más propina para él había. Llevaba bastante dinero ahorrado pero, cada vez que intentaba salir lo detenían, al principio insistía más pero con el tiempo se dio cuenta que no iba a poder salir aunque haga un escándalo enorme.
Suspiró hondo una vez más y comenzó a caminar, los pasos los sentía pesados y enseguida se dio cuenta de que la droga, que Dawon le había colocado a su bebida, estaba haciendo efecto. Los encargados habían dicho que todos los que tenían clientes en la noche, deberían tomarla para que el servicio sea más beneficioso para el club.
—¿Ya tienes que irte? —pregunta Taeyang, un muchacho que había llegado junto con él a ese lugar. Afuera lo conocían como Satyang pero entre ellos conocían sus nombres, el muchacho se especializaba en el baile y solamente por ello traía un sin fin de hombres y mujeres al bar.
—Si.
—Cuidate Chani… —¿Qué más habría que cuidar? Pensó el pelinegro, miró a su amigo y asintió con una pequeña sonrisa para luego salir de la habitación que les pertenecía.
Taeyang se veía cansado, a veces Chani observaba cómo llegaba a las tres de la mañana tratando de ahogar el llanto, siempre se hacía el dormido pero se preocupaba por él. Gracias a uno de sus clientes, el chico tenía un pequeño golpe en el tobillo y se le dificultaba hacer algunos de sus pasos. Estaba harto de verlo así, nadie podía ofrecerle medicina o un doctor y de a poco se volvía cada vez peor.
Chani iba caminando hacia aquella habitación que había estado utilizando con aquel hombre desde hace dos años aproximadamente, sentía muchas emociones juntas, entre ellas, quería saber qué se sentiría ser libre, ser libre y no tener miedo a estar con otro hombre, no depender de nadie. Taeyang también lo quería, ambos sabían que afuera de ese edificio había una vida totalmente diferente a la de ellos y que posiblemente nunca podrán tener.
El pasillo con un alfombra roja en el suelo solamente era alumbrada por unas lámparas con tonalidad amarillenta que estaban distribuidas de tal forma que no quede tan iluminado, las paredes estaban desprolijas y se miraban viejas, había que volver a pintarlas. Después de eso, solo habían puertas marrones y nada más.
Finalmente, Chani se detuvo frente a la puerta donde nuevamente se entregaba, suspiro y llevó la mano al picaporte pero, una pregunta cruzó por la cabeza de este.
¿Y si me escapo ahora mismo?
Cerró los ojos, no tendría oportunidad de hacerlo y aparte no tenía a dónde ir… las cámaras estos días estaban andando mal y debía venir un técnico a repararlas, o eso había escuchado de Dawon el otro día. Era una posibilidad de cero coma cero por ciento pero muy por dentro quería hacerlo, quería ver hasta dónde era capaz de llegar sin las cámaras observando.
Se sintió más aturdido y apretó las manos, no tenía ganas de entrar ahí sinceramente. Ya estaba cansado. El brazo cayó a un costado de su cuerpo y miró nuevamente a ambos lados, era ahora o nunca y ojalá pudiera ser perdonado por lo que estaba por hacer.
Así fue como comenzó a correr hasta el final del pasillo para girar rápidamente a un costado, y así continuar avanzando, todo ese piso era una especie de laberinto que por suerte conocía bastante, sabía que podía lograrlo. Sentía el miedo de ser atrapado recorrer por todo su cuerpo y eso hacía que avance más rápido, el cuerpo comenzaba a pesarle cada vez más pero esta vez no se iba a dejar vencer por el.
Después de un rato logró encontrar una puerta que tenía un cartel verde, él conocía ese cartel como la salida. Con una sonrisa, se apresuró a abrir y se encontró con una oscuridad a la que estaba acostumbrado, frente suyo había otro edificio y poniendo ambos pies afuera se encontró con una salida a su derecha.
—¡Ey! —escucha un grito y voltea la cabeza para ver quién era, se encontró con uno de los mozos que solía darle agua cuando creía necesario. Trago saliva viendo cómo se acercaba a él— Tú no puedes estar acá afuera, Highlighter.
Con un nuevo pánico recorriendo su sistema, se corrió de la puerta y empezó a correr hacia la salida de aquel lugar oscuro, ahora que había salido no iba a volver a entrar. Como estaba afuera, no podía defraudar a Taeyang y sus otros amigos, Hyunjin y Jisung, debía seguir para poder volver mejor y llevarse a ellos con él.
Cuando llegó al final del callejón, no se dio la oportunidad de observar que era ese lugar, sintió más gente caminando alrededor suyo y ruidos que solía sentir mucho más bajitos en su habitación. Un mareo lo alcanzó por todo ese repentino movimiento pero no sé permitió el lujo de ser atrapado, debía correr ahora más que nunca. Estaba llegando su límite, podía sentirlo.
No le importó cruzar con el semáforo en verde y por ello se llevó varios bocinazos, lo único que tenía en mente era correr y perderse entre toda esa gente. Estando afuera, necesitaba un lugar seguro para pasar la noche y así continuar más tranquilo mañana.
A medida que avanzaba, notaba el cansancio recorrer su cuerpo con más rapidez que antes, aparte de que su vista estaba algo más nublada que antes, sabía que ya llevaba varias calles y que cada vez era más lento su andar. No podía perder, no podía dejar que ganen una vez más, necesitaba hacer esto cueste lo que cueste.
La mitad de su cuerpo se vio doblada mientras trataba de recuperar aire, apoyando sus manos sobre sus rodillas. Ganas de vomitar recorrieron repentinamente su organismo y sin oponerse a la necesidad, vómito sobre la acera. Cuando sintió que ya no tenía nada más se pasó la mano por la boca y se levantó, miró la calle ahora con menos gente y suspiro.
¿Faltaría mucho para encontrar un lugar seguro?
Sentía que podría desmayarse pero luego de un suspiro largo termino por volver a correr, iba a buscar un lugar para pasar la noche dando dos cuadras más a la derecha, solamente esperaba estar lejos del club.
Giro al llegar a la esquina y no esperó chocar contra algo o mejor dicho alguien, un grito salió de su garganta mientras caía al suelo. La otra persona también grito y un "¿Estás bien?" fue lo último que logró escuchar antes de cerrar los ojos y entrar en sueño profundo.
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