Iris

602 44 12
                                    

Yuki se rebuscó en los bolsillos del pantalón del uniforme algo de cambio, alguna moneda originaria del fondo del sillón, un regalo de su pasado él, un poco de suerte. Pero sólo estaba su celular y las llaves.

El chico delante suyo gruñó. A Yuki le parecía al gruñido de un chihuahua; tierno y provocador a la vez.

—¿No? —preguntó el chihuahua.

Yuki le sonrió esperando que con ese método lo hiciera ceder como siempre.

—Lo siento. El cambio que tenía lo dejé en la alcancía.

Su mejor amigo de la infancia se cruzó de brazos y suspiró. Otra vez le tocaba pagar la comida.

—¿En qué te gastas el dinero siempre? —preguntó el castaño—. ¿Será que sólo eres un tacaño?

—No digas eso, Mafuyu. Sabes que no soy así. Estoy ahorrando.

—¿Para qué esta vez?

—Es una sorpresa.

Yuki sonrió. A Mafuyu se le contrajo el estómago con todo y el sándwich que acababa de comer.

—Tú haces que no me gusten las sorpresas.

—¿Por qué? ¡Mis sorpresas son extremas!

—Por eso no me gustan.

—Te gustará la de esta noche.

—¿Esta noche?

—Ven a mi casa esta noche. A eso de las doce de la noche.

—¡Ni hablar!

—Por favor...

—¿Qué harás?

—¿Si te digo vendrás?

—Tal vez.

Yuki se mordió el labio para no reírse, arruinaría el momento si lo hiciera.

—Voy a robar el auto de mi madre. —dijo. Mafuyu abrió los ojos como platos.

—No lo hagas.

—¿Eh? ¿Por qué no? Es una buena idea.

—Es la idea más tonta de todas, no sabes conducir y no tienes carnet. Además tu madre estaría furiosa.

—¡Claro que sé conducir! He estado practicando.

—Mario Kart no es lo mismo que un auto.

—Tú no lo sabes todo —río Yuki—. ¿Vendrás?

—¿Si digo que sí y voy no lo harás?

—Podría considerarlo.

Mafuyu sacó su cartera a la vez que suspiraba. Lanzó los billetes a la cuenta y se levantó de la mesa. Yuki le siguió colgándose guitarra en la espalda.

—Te debo la próxima.




Las doce y quince.

Yuki esperaba afuera de casa abrazándose el torso intentando mantener el calor. Temblaba y de su boca salía vapor. Apretó los dientes y miró su celular. Después de darle un rápido vistazo a su fondo de pantalla del logo de Los Rolling Stones, ver que no había mensajes de la persona que esperaba vio la hora. Ya era todo, Mafuyu no iba a asistir a su travesura.

El reto que Yuki haría sería algo que haría solo.

Entonces unos pasos se acercaron. Era él, con un abrigo pesado puesto y otro en la mano.

El Que Se Fue |Given (ONE-SHOT)Where stories live. Discover now