Cortejos

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El sol pegaba directamente a su habitación, algo que a Emilie le extrañó, pues las cortinas eran lo bastante gruesas para dejar pasar la luz, a regañadientes abrió los ojos y vio a Molly dejándole toallas y agua para su aseo de la mañana.

- Es muy temprano –exclamó mientras se tapaba la cabeza con las sábanas

- Son las once mi lady –Milie dio un respingo en la cama

- ¿Las once? ¿He dormido tanto? –la joven se puso de pie de inmediato, la mujer sólo sonrió

- Su mamá dijo que se le permitiera dormir más, pues anoche llegaron tarde y usted aún no está acostumbrada a los bailes de la ciudad

- ¿Ya se han levantado todos?

- Sí, señorita... y me temo, si me permite decírselo... que tiene visita –Milie dejó de quitarse el camisón de dormir al escuchar

- ¿Una visita? ¿Para mí, Molly? –la mujer la miró arrepentida de haber hablado

- No se lo puedo asegurar, pero me atrevería a decir que sí. Él vino y... -la joven la detuvo de inmediato

- ¿Un hombre? –exclamó casi escandalizada. Molly sonrió ante su inocencia

- El marqués de Herdsfosh, vino a ver a su padre. Pero en secreto me preguntó por usted –Emilie hizo una mueca de desagrado y continuó vistiéndose, esperaba que su padre lo despachara pronto.

Apenas estuvo lista, lady Cavendish bajó por las escaleras atenta a cualquier ruido extraño para escapar a esconderse. Cuando entró al comedor no había nadie allí y decidió ir al salón, su padre debía estar con el marqués en el estudio. Al entrar al salón vio a sus hermanos que estaban peleando. A pesar de que William se veía siempre serio, pulcro y altivo, la verdad era que en su casa era un niño más y estaba peleando con Thomas, su hermano de dieciséis años. Al entrar ella, los dos la miraron.

- Al fin te levantaste perezosa –la molestó Thomas

- No creo que te hayas levantado mucho más temprano que yo –respondió ella mientras le pedía a la criada para que le sirviera té ahí

- Créelo o no, papá me obligó a levantarme temprano para que estudiara matemáticas con el futuro duque de Kent

- Si sigues así de perezoso no creo que puedas ni aprender a dividir, marqués de Layes – dijo burlándose William y pegándole un coscacho en la cabeza

- Sí se dividir –exclamó furioso Thomas y comenzaron a pelear nuevamente. Emilie sólo los ignoró, siempre eran así y se dispuso a comer unos bizcochos.

- ¿El marqués de Herdsforsh ya se fue? –requirió interrumpiendo el juego de sus hermanos, los dos se detuvieron en seco y la miraron

- ¿Por qué preguntas? No me digas que quieres verlo –dijo William seriamente

- ¿Quién es ese marqués? –preguntó por su parte Thomas igual de serio

- Un vividor que sacó a bailar anoche a Emilie –Cuando se trataba de protegerla, parecía que William y Thomas hacían equipo

- ¿Con qué vino a ver a Milie? –dijo Thomas e hizo ademán de dirigirse hacia donde el marqués y su padre se encontraban

Milie terminó de beber la taza de té cuando se puso de pie y se aproximó a un espejo. Frente a él se arregló el pelo y el collar que le colgaba en el pecho, sus hermanos la miraban expectantes.

Cumpliendo el destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora