CAP 1

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¿QUÉ HAGO AQUÍ?

Abro los ojos poco a poco.
Cuando me acostumbro a la luz sobre mis pupilas, empiezo a capturar el despejado cielo azul, a mi lado hay césped muy verde tamaño colosal... No, quizá se ve así porque desde el suelo todo es enorme.
¿Ya estoy en el paraíso?
Escucho aves, el hombre de barba blanca y sotana llamado Dios debe estar cerca para recibirme con los brazos abiertos, los ángeles desnudos también.

Un momento, ¿Qué estoy diciendo?
Aún no me muero porque siento dolor en mi cuerpo y se supone que el cielo es la salvación de todo... O tal vez estoy en el infierno por ver tanto porno.

Me voy sentando: Auch, mi cuerpo duele mayormente en piernas y estómago como si me hubiesen pateado.
No creo que sea grave porque me puedo mantener de pie.

Ahora sí miro alrededor:

Hay pequeñas chosas entre los pastizales, enormes árboles con gran follaje y el clima es templado como para un día de campo.

Reviso mi pantalón y chaqueta bolsillo por bolsillo, me han sacado hasta lo que no.
Solo recuerdo el bar en el que estaba derrochando dinero en compañía de mis amigos, tomé mucho, luego llegaron unos tipos y me... ¿Secuestraron?

No sé qué día es.

Necesito ayuda, debo marcar a mi casa, mi familia debe estar preocupada por mí y más yo al no saber ni en donde estoy.

Empiezo a caminar solo por estos caminos sin pavimento, no hay gente, ni un perro callejero, esto asusta, justo estoy viviendo el inicio de una película de terror en donde el protagonista llega a un pueblo fantasma.

Logro adentrarme a un camino y por estos rumbos al menos ya hay empedrado y una que otra persona que se me queda viendo como si estuviesen viendo a un ser diferente.
Y bueno, ellos también lucen extraños para mí, su ropa es un tanto anticuada; las señoras traen un paño en la cabeza y faldas largas, los hombres visten de campo con sombrero.

Entro a lo que parece una tienda, digo esto porque hay anuncios de productos pegados y colgados en el exterior.

Adentro sí hay artículos básicos e indispensables, de fondo se escucha música de hace 30 años.

Una mujer acomoda enlatados sobre un estante de lámina.

Al escucharme entrar se da la vuelta.

— Buenas tardes, disculpe, ¿Tiene teléfono? — sonrío para verme amigable —. De verdad necesito comunicarme.

— ¿No eres de aquí, verdad?— examina mi persona de arriba abajo —. Tu pelo es de un color muy raro, así como cuentan sobre la gente de Seúl.

Creo que para ellos Seúl es desconocido así como para mí este sitio.

— ¿En dónde estamos?

— Aquí es el fondo de Jeonju en Jeolla del sur.

Mi geografía anda mal. En mi vida he escuchado tal nombre, hasta siento que me está tomando de mi rubio, y para ella, raro pelo.

— No tengo teléfono, hay uno público hasta la parada de autobuses, está a unos kilómetros.

¿Y cómo rayos se comunican con el exterior?

No es de mucha ayuda, mejor me retiro para no molestarla porque no puedo comprar nada.

— Gracias, con permiso, buena tarde.

Salgo y echo un suspiro. Antes de ponerme en marcha la voz de la señora me detiene.

EunHae- El otro camino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora