CAP 2

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ES INJUSTO


Hay mucho silencio. Hasta parece que no estamos despiertos a plena noche.
 
— ¿Y tus abuelos saben lo que tienes? — pregunto para por fin completar el tema.

Afirma y noto que se pone triste.

— ¿Puedes decirme?

Me mira dejándome ver esa preocupación en sus ojos.
— ¿Si te digo te irás?

Depende, si es contagioso me voy pero procurando ayudar con medicinas o llevándolo al médico allá en Seúl.

— Solo dime.

— Es que... Yo nací diferente a los demás, soy sucio y Dios me castigara.

Ok, ya no estoy entendiendo.

— Cuéntame, no te preocupes.

Agacha la cabeza y empieza a jugar con sus manos.
— A mí, bueno, yo, me, yo siento cosas por los hombres — sigue sin mirarme.

Me sorprende pero no es algo que me asusta, pues conozco varios antros gay, tengo amigos y alguna vez hice algo pasajero con un chico.

— Ya veo, ¿Y entonces de qué estás enfermo? ¿me dirás?

Levanta la cabeza de golpe. Se me queda viendo con una carita totalmente fuera de sí.

— De eso.

— ¿Qué? — no puedo evitar reírme, cubro mi boca para no despertar a sus abuelos con mis carcajadas —. ¿El que te gusten los hombres es la enfermedad que tienes?

Afirma con la cabeza.
— Perdón, si no te quieres quedar lo entiendo, no quiero contagiarte y que los demás te molesten y ya no te quieran.

¿Qué clase de gente es esta? ¿Así o más cerrados?

A ver si estoy entendiendo, ¿Los excluyen solo porque a DongHae le gustan los hombres?

¡Dios mío!
No puede ser, es demasiado para alguien tan abierto como yo.

— Acerca tu cara a mí — obedece como cachorro. Entonces le hago una caricia en ese preocupado rostro.
— No estás enfermo, mira — lo tomo con cautela del mentón y le doy un pequeño y dulce beso en los labios —. ¿Ves? no pasa nada, no es algo que se contagia, lo hago porque quiero y no porque esté enfermo. 

Sus mejillas se tornan rosas según puedo ver con la poca luz.
Pasa lentamente las yemas por sus labios pero no dice nada. Me siento incómodo, creo que no debo ser atrevido con personas tranquilas.
— Sube a dormir — le hago espacio. Sin quejarse lo hace.

Me quito la chaqueta y se la ofrezco porque al parecer es sensible al frío. 

— N-no, estoy bien.

— Úsala por favor, quiero que estés abrigado.

Se la pone lentamente y seguro con pena.
— ¿Y tú?

— Mira, hagamos esto para no tener frío — nos acostamos y cubrimos con la conija, me acerco a su cuerpo y lo abrazo sin llegar a ser abrumador.

— ¿Te molesta?

— N-no.

Puedo sentir su cálida respiración en mi pecho y eso me quita el frío. Duermo tranquilo como si el calor corporal fuese lo que le falta a mi sueño para ser conciliado.

Al amanecer despierto debido a que se traspasa la luz por algún hueco. Ya no veo a nadie en la casa.
Qué vergüenza haberme despertado después de todos, estoy dejando mal a los chicos de ciudad y no siempre soy así.

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⏰ Última actualización: Nov 20, 2019 ⏰

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