Prólogo

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—¡Cariño! ¿Ha dónde crees que vas?—pregunto a gritos la dulce voz de la mujer de cabellos verdes.

Desde la muerte de su padrastro, Izuku dejo de ser el mismo, estaba deprimido y obviamente sin ganas de nada. Aquel hombre de cabellos rubios había llenado de vida al chico, criándolo como un hijo y transmitiéndole sus enseñanzas, era un padre para él, como el que nunca tuvo.
Y ha de ser por eso que el dolor era fuerte, a sus plenos 16 años enfrentaba el duelo y a la vez las personas que pedían su mano.

En eso estaba ahora, o bueno, estuvo.

Exactamente ahora, corría persiguiendo a un joven de cabellos peculiares y llamativos, un lado blanco y el otro rojizo.

Los gritos de Inko Midoriya gritaba llamando a su hijo para saber que ocurría pero el joven Midoriya ignoraba los llamados de su madre y corría siguiendo al apuesto chico.

Este entro a un orificio en la tierra.

—(Una madriguera)—pensó al estar frente a ella, sin rastros del otro joven.

Se agacho para mirar el interior.

—No se ve nada...—se quejó.

¿Quería ver? Pues mejor que caiga. La tierra se movió ligeramente y en el interior de la madriguera.

Cerro los ojos con fuerza, esperando una caído dura sobre tierra u algo similar, nada paso. Levanto uno de sus parpados para comprobar, lleno de miedo que era lo que ocurría... Izuku seguía bajando, golpeándose las piernas con objetos pequeños. Abrió ambos ojos, impresionado por lo irreal de la situación, ¡hace segundos había pasado junto a un piano y por poco lo golpea!

¿Estaba soñando? ¿Era real? ¿Estaba en el limbo? ¿Era un vació infinito?

Un reloj de bolsillo le golpeo la cara, con mucha rapidez logro tomarlo de la delgada cadena, lo abrió y vio que las agujas estaban vueltas locas, giraban sin parar. Ya casi dominado por la locura, cerro el reloj y lo puso en su bolsillo, miro a su alrededor y de la nada, sintió el duro suelo en su trasero.
Más tierra. Más maldita tierra y solo una puertecita que al parecer no estaría abierta, o quizás si ya que todo esto era un sueño, ¡si! Eso era según Midoriya.

Respiro profundo, se agarro la cabeza con ambas mano para asegurarse de que siguiera pegada a su cuerpo, gracias a Dios, era así. Relamió sus labios miro por todo el lugar mientras se acercaba a la puerta a cuatro "patas"...

—¡Ay!—se quejo en susurro al aplastar algo duro con la rodilla—¿Huh? Una... ¿Llave?

La tomo y examino, no era una llave normal, tenia una joya en el mango de esta y lo mas destacable, era pequeña.
Miro la puerta, era lógico que le pertenecía. Ahora... ¿Cómo metía su gordo trasero por esa pequeña puerta?
Se acerco a la cerradura para introducir la llave por el cerrojo, le dio dos vueltas en la dirección del reloj.

Lo más lógico era que se abriera la puertecita, pero no, se abrió un cuadrado de casi 5 metros de alto.
Izuku se trago la lógica.

Entro dudoso, pero... ¿Podía hacer algo más que avanzar? ¡Ni loco subiría 6 minutos de caída!

La pared se cerro, mientras le miraba se mareo, un patrón de líneas en toda las paredes y un feo patrón de ajedrez en el piso con una mesita en el medio de la habitación junto a un candelabro de luz tenue en el techo del lugar.
Suspiro, cerro los ojos y se relajo, perder la calma en una situación así no serviría de ayuda.

A todo esto, ¿Dónde estará el chico de colores peculiares? Esperaba que no tan lejos y en buen estado.

Se levanto y acerco a la mesita, era curioso, habían bombones y una pequeña botellita.

"Cómeme”, Pruébame", "Tómame", escrito en los bombones y en la botellita un papel, "Bébeme" en grande.
Era tentador ya que huyo de la absurda fiesta en busca de un buen pretendiente en pedida de Yagi, su difunto padrastro.

Se encogió de hombros, de uno de sus bolsillos saco un pañuelo blanco para llevarse unos bombones, algo le decía que el camino seria largo. Tomo la botellita y le quito corcho, bebió el liquido transparente para sentirse fresco... No fue así, miro sus pies y comenzó a notar que el suelo estaba más lejos cada vez, se convenció un milisegundo de que era por el horrible ajedrez en sus pies... Levanto la mirada y se horrorizo, era un maldito gigante.

Estaba a punto de gritar, pero su voz no salió, solo gruesas lagrimas de sus ojos. Quería volver, necesitaba volver y ver a su madre, era impresionante la locura que estaba creando su sueño, quería despertar.

—¡HEEEY! ¡ME VAS A AHOGAR CON TUS LAGRIMAS, TORPE!—se escuchó.

El peliverde lo ignoro, pensando que solo era otro juego se su mente, no lo era... Un cerrojo le hablaba desde una esquina de la habitación.

—¡ME AHOGAS, TONTITO!—grito una vez más la femenina voz.

Los ojos de Izuku se abrieron como platos, estaba mojado hasta las pantorrillas con sus lágrimas.

—¡Ow, lo siento muchísimo!—hablo el ojiesmeralda rápidamente, mirando a todos lados sin saber que hacer.

Después de todo, le estaba pidiendo disculpa a una puerta...

—¡Oh, ni lo menciones! ¡SOLO HAZ ALGO! ¡Me voy a ahogar aquí!—se quejo la rosada puerta.

Sin hallar que hacer, el chico se quito la chaqueta del traje azul que llevaba para intentar secar algo, intentaba salvar a una puerta parlante, cosa de todos los días.

—Gracias a Dios espabilas...—comento con una sonrisa el cerrojo—. ¿Por qué lloras, Tontito?

—¿Uh? Ehm... Estoy perdido y ahora soy un gigante, entre por la madriguera y antes de eso me perdí en un jardín, no entiendo nada...—comento en un murmuro el joven.

La puerta no entendió la mitad.

—Ehhh, si, como digas. Soy Mei la puerta, ¿Bebiste de la botellita bonita, no? Pues dale una pequeña mordida a un bombón, PEQUEÑA—comentó con simpleza el objeto, como si fuera lo más normal.

Sin nada más que perder, hizo caso y volvió a su tamaño normal.

—¿Cual es tu nombre, chico?—preguntó sonriente el cerrojo de la puerta rosa.

—Izuku, Midoriya Izuku...

—¡Oh...! ¡OHH! ¡VAMOS, PASA TONTITO!—chillo con emoción la cerradura y le dio paso por la puerta de esquina.

Sin esperar más, entró solo para volver a desmayarse y caer a la tierra.

¡Moi~ Moi~! No espero que esto tenga apoyo u algo así, por ello solo me digne a editar el prólogo y se quedara asi por un tipo, meh

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¡Moi~ Moi~! No espero que esto tenga apoyo u algo así, por ello solo me digne a editar el prólogo y se quedara asi por un tipo, meh.

𝐈𝐙𝐔𝐊𝐔 𝐈𝐍 𝐖𝐎𝐍𝐃𝐄𝐑𝐋𝐀𝐍𝐃 | 𝐃𝐄𝐊𝐔𝐁𝐎𝐖𝐋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora