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Capítulo único.

DE NINGUNA MANERA BUSCO NORMALIZAR O ROMANTIZAR LAS CONDUCTAS TÓXICAS Y ABUSIVAS, ASÍ COMO LOS ACTOS INMORALES E ILEGALES QUE SE NARRAN. RECUERDA QUE ESTO ES FICCIÓN Y SU ÚNICO PROPÓSITO ES ENTRETENER❗❗

El tintineo de la campanilla sobre la mesita le indicó que su postre estaba finalmente terminado. Dejó de decorar las galletas en forma de corazón para dirigirse al horno donde su pastel de fresa lo estaba esperando.

El exquisito aroma llenó la cocina con rápidez, el adolescente se deleitó unos segundos antes de continuar con la tarea que había dejado inconclusa.

Varios minutos pasaron cuando acabó con las galletas y prosiguió a darle los toques finales al pastel; quería que su esfuerzo se notara a simple vista en sus delicias, tal vez incluso necesitaba que más que nunca se viera lo mucho que se había esmerado en prepararlas.

Se quitó el delantal justo cuando concluyó de poner la mesa y hacer unas decoraciones en el comedor, sonrió satisfecho al darle una última mirada a su atuendo antes de buscar en su cosmetiquera gloss y blush para finalizar con su aspecto.

Como niño pequeño dio unos cuantos saltitos cuando recibió un mensaje de su cita avisándole que pronto estaría ahí, no podía esperar para ver y llenar de besos dulces el rostro de su amor.

Esperó pacientemente por él contando los segundos del reloj en su pared para recibir su llegada y tener la cita que había estado planeado por casi un mes, sin embargo, los segundos se transformaron en minutos eternos, y los minutos en deprimentes horas, tanto así que para cuando lo notó, ya habían pasado cuatro horas y no había rastro de su chico.

Mientras más tiempo pasaba la emoción que sentía horas atrás abandonaba su cuerpo, la comida ya estaba fría y toda su organización había sido tirada a la basura de la peor forma.

Se sentía tonto por pensar que sería la cita perfecta, esperaba que en esta ocasión pudiera hablar seriamente con MinHo sobre la relación poco convencional que estaban llevando para avanzar al siguiente paso, anhelaba eso con todas sus fuerzas.

El timbre de su casa sonó haciendo que el rubio se levantara su asiento en un brinco por la sorpresa, ¿será que su amor había llegado a última hora?

Al abrir la puerta su sonrisa se agrandó cuando lo vio ahí, de pie, con el cabello revuelto y una sonrisa de campeón que le aceleró el corazón sin aviso. No pudo evitar abalanzarse a él para envolverlo en un fuerte abrazo que transmitía cuanto había esperado por él.

Ante aquel acto la sonrisa de MinHo se desvaneció.—Eh, ¿qué se supone que haces?

—Estuve esperándote, ¿dónde te metiste?—cuestionó rompiendo el abrazo limitándose a mirar al pelinegro con sus ojos curiosos y brillantes.

—Tuve un contratiempo a último minuto, nada especial, Felix me invitó a un partido porque les faltaba un jugador.

—Debes estar hambriento, siéntate, te calentaré la comida.