Una flor por un beso (ZoSan) [two-shot] FINALIZADA

Julio

Capítulo 1

“Porque su amor era el más puro de todos”.

I

Aquella tarde, por el horrible torrencial de ese mes de julio, sólo entraban algunos clientes al restaurante. Y cabe destacar que desde el medio día no había dejado ni un poco de llover, por lo que fueron atendidas unas cuantas órdenes de apenas cinco comensales durante la mayor parte del día. Aunque los empleados del establecimiento perduraron hasta las seis de la tarde. Aproximadamente en que el tiempo apareció con mala cara, y eso del cuarto para las siete; para librarse de las riñas constantes del chef Zeff, uno de los cocineros decidió salir para tirar la basura. Tarea que constaba en sacar una enorme bolsa de plástico oscura detrás del restaurante, al lado de un callejón.

Cuando la colocó encima de unos contenedores llenos de residuos pestilentes, oyó el quejido de un individuo desconocido. Este se hizo más evidente al detenerse por un momento el ruido desagradable de la lluvia, pero de pronto, no sólo se escuchaban los lamentos del que se encontraba escondido entre la basura, sino que también lo acompaño un peculiar sonido que reconoció indudablemente el cocinero. Definiéndolo como el llamado de cuando se tiene hambre.

Avanzó con curiosidad hacia adelante para identificar de quien se trataba. Al descubrirlo, le tendió la mano para ayudarlo a levantarse, y él la recibió después de largo rato negarse por la desconfianza. Ambos se apartaron del sitio y se mantuvieron cerca de la puerta trasera del restaurante. Desde luego, poco a poco el sujeto se ánimo a revelarle su nombre a pesar de no parar de inspeccionarlo con ojos inquisidores.

—Entonces, ¿ya me dirás que fue lo que te sucedió? ¿cuál es tu nombre? —declaró el joven mientras le miraba el rostro lastimado.

—No debería presentarse usted primero. —reconoció con amargura.

Puesto que tenía razón el muchacho, el trabajador del restaurante le demostró una sonrisa; como si hubiera hecho una travesura, se disculpó y le revolvió el cabello.

—Sí, lo siento. Me llamó Sanji ¿Y tú?

—Zoro.

—¿Zoro?

—Sí, ¿algún problema?

—No, no es eso. Sólo que me da curiosidad saber que hacías aquí en ese estado a estás horas.

Zoro chasqueo la lengua y se cruzó de brazos. No quería hablar de eso.

—Muy bien, no insistiré ¿quieres entrar?

El muchacho dudo un poco en aceptar de nuevo, pero de una u otra forma no pudo negarse al verse completamente indefenso en ese clima devastador. Ya que sus heridas de la reciente pelea no ayudaban, ni tampoco la insistente petición de Sanji para que pasará a refugiarse en ese lugar.

—Está bien.

Los dos entraron rápido, y el joven cerró la puerta. Mientras lo hacía, no pudo dejar de observar al chico menor que él. Tenía a lo mucho unos trece, cabello verde y tez morena. Por el contrario, Zoro también ya había hecho lo mismo con Sanji. Contempló sus cabellos lacios y rubios, su piel blanca y sus ojos celestes. Incluso dentro de si mismo reconocía que le gustaba su dulce perfume. Le recordaba al aroma del más exquisito de los postres.

—Y ahora, consideró que debemos tratar esas heridas. —le dijo con demasiada confianza al dirigirse al despacho. Justo en ese momento se apresuró a pasar a la siguiente habitación.

—Oye, mocoso ¿ya has terminado? Si no, temo que...

La voz del chef se detuvo cuando vio a un niño al lado de su hijo. Tenía el ceño fruncido, la cara morada y las manos en puño. Parecía tan molesto que juraba que por cualquier descuido lo tomaría como ventaja para atacarle.