Sangre, sangre, sangre...
Era todo lo que veía,
Esta escurría de su cuerpo inerte
Como la más grande delicia.
Sus pintorescas manos colgando del tejado,
Sus cuencas oculares vacías le daban lo sofisticado,
El hígado y los riñones en el vaso
Sus tripas esparcidas por todo el patio.
La piscina coloreada carmesí
Y las vallas blancas con manchas de borgoña,
Sin duda seria de mis mejores obras...
Sus sesos adornando las luces del patio
Y Su ropa desgarrada formando flores junto el pasto.
Los huesos en el cuello del perro atascados
Y las vértebras hechas pedazos,
Me impactaba lo bien que quedaban Sus ojos en mi frasco,
Me sentía bendecido
Ya que no contaba con grises en mi colección,
Tal vez por eso fue la elegida.
Su tráquea y laringe yacían molidas con un poco de pimienta
Esperando ser comidas, ¡joder como lo disfrutaría!
Pero lo que más ansiaba es que la obra fuera conocida.
Sangre, sangre, sangre...
Era todo lo que veía.
Genial, una obra más para el gran artista.
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El artista
ContoSangre, sangre, sangre... Era todo lo que veía. Él se esforzaba por dar las mejores obras a sus fieles seguidores, no le importaba si se tenia que manchar con tan vital liquido y desperdiciar algo de su comida solo por conseguir el gran apodo de "...