Our Last Days «JIKOOK»

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— ¿Qué tal si voy a tu café favorito y te traigo ese café raro que tanto te gusta? —
ofreció Taehyung cuando ya eran algo de las seis de la tarde, ya tenía hambre pero todo lo que se le antojaba no estaba en la casa del Omega.

Jungkook estaba recostado en el sillón de la sala, mientras escuchaban música suave por un parlante y Jimin repasaba sus apuntes para su examen, sentado en un sillón individual que había arrastrado hasta quedar a su lado, se habían reído de él cuando sacó unos tapones para los oídos así que si estaba algo ruborizado aún, pero concentrado en sus hojas sin escuchar nada del mundo exterior.

Cada tanto, su mano acariciaba los cabellos Castaños de Jungkook, mientras sus ojitos se concentraban aún en sus apuntes, haciendo al Omega sonreír.

— Latte con cacao, caramelo y vainilla, Taehyung— le recordó Jungkook.

— Porquería azucarada, anotado.

— Pudrete tú, que vas a una cafetería a comprar chocolate caliente, nenita.

— ¿Te traigo un muffin?— preguntó Tae en tono cansado, mientras se colocaba su abrigo.

— Si, por favor— dijo Jungkook y sonrió como un niño que recibe un dulce.

Taehyung tomó las llaves de Jungkook para no molestarlos al volver, se colocó frente al espejo de la entrada mientras acomodaba su gorro y su cabello.

— A ver, llorale a Jimin a ver si reacciona— dijo mientras tanto.

El lobo de Jungkook soltó un exageradamente triste lloriqueo, sólo para bromear, pero quedó sorprendido y se sintió mal cuando Jimin alzó la vista con expresión preocupada y se quitó los tapones de sus oídos.

— ¿Pequeño? ¿Qué pasó? ¿Te duele algo?

Jungkook alzó las cejas y sus mejillas se tiñeron de rojo con vergüenza, negó y se sintió algo raro al pensar en cómo había escuchado aquello. Parado en la entrada, Taehyung sonrió ampliamente y asintió, disfrutando de aquello.

— No, no— el rubio Omega negó—. Fue de mentiritas, lo siento— rió de forma temblorosa—. Tae va a una cafetería a traer algo para comer ahora, ¿Quieres algo?

— Oh... — Jimin suspiró con algo de alivio, su corazón había empezado a latir muy fuerte cuando escuchó al lobo del Omega llorar, y tanto él como su propio lobo se habían puesto en alerta—. Un café negro— le dijo a Tae con simpleza, mirándolo mientras sus dedos acariciaban el cabello de Jungkook.

— ¿Cómo tu alma?

— Dijo café negro, no un yogurt de fresa— dijo Jungkook, para molestar.

— ¿Es una clase de cumplido?— preguntó Jimin con una risa.

Taehyung rodó los ojos al ver que seguían hablando entre ellos y se fue de la casa en silencio pero con una sonrisa tonta al pensar en los dos.

— Jungkookie— Jimin se sentó a su lado, el Omega se levantó para estirarse y luego acurrucarse contra él— ¿Cómo te sientes, pequeño? ¿Cómo lo llevas?

Jungkook se tomó un momento para pensarlo.

— Si estoy contigo no pienso en él... — murmuró—, y es triste.

— Pequeño, es difícil, lo sé, y sonará bastante feo decirlo... Pero tu vida es tuya y no se centra en él, puedes no pensar en él, y si de alguna manera te hace sentir un poco mejor, está más que bien, no tienes que estar triste todo el tiempo, no debes forzarte a ello, no es algo malo.