Dopplëganger I

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Todo comenzó cuando iba camino al edificio para mi primera clase. Era mi primer día en la universidad. Todo era tan excitante y tan ajeno a mí que no sabía exactamente cómo sentirme. Sabía que a partir de ese día cambiaría mi vida, pero terminó cambiando de una manera que nunca imaginé. Que nadie jamás imaginaría.

No paraba de escuchar mi nombre, aproximadamente cada 3 minutos escuchaba a alguien decir: "¡Catalina!". Siempre volteaba y parecía que no era nadie. Tal vez será porque ese lugar era muy grande, habría decenas de Catalinas por ahí.

Pero luego se repitió al segundo día, y al tercero, y al décimo segundo, y al vigésimo séptimo. Ahí comencé a pensar que algo estaba mal.

Luego de un mes de estar escuchando voces que llamaban mi nombre, por fin pude saber quién era... O qué era. Es difícil de explicar lo que pasó a continuación, es algo que ni yo misma termino de entender, pero esta voz era lo combinación entre un algo y un alguien. Nadie más lo escuchaba, ni siquiera otras Catalinas. No lo podía ver, pero sin duda, ahora lo sentía. Había algo en ello que me hacía sentir inquieta y a la vez tranquila.

Si pudiera describir su aura, serían colores fríos, pero no fuertes. Como un azul muy claro, casi blanco y un poco de amarillo. Supongo que de ahí viene lo contradictorio de mi inquietud y mi tranquilidad al tenerle cerca. No tiene género, le gusta que me refiera a sí como Doppel. Sin embargo, yo le digo Doppi, ya que me parece que Doppel es un nombre muy pesado para algo que puede llegar a producirme tanta paz. ¿Que cómo sé su nombre? No lo sé. De alguna manera Doppi me lo hizo saber, solo sé que lo sé.

Las semanas iban pasando y cada vez estaba más segura de que Doppi estaba ahí, en ese edificio y sus alrededores. Siempre estaba ahí, siempre a mi lado. Se comunicaba conmigo no con palabras o gestos, sino con sensaciones. Sentía cuando se enojaba porque era electrificante, cuando estaba feliz se sentía como brasas y cuando estaba tranquilo se sentía suave y resbaloso como la mantequilla.

Doppi comenzaba a acompañarme a todos lados en la universidad, ya no sólo en el mismo edificio, y debo admitir que me gustaba mucho su presencia. Tener a Doppi era extraño, se sentía muy bien, pero a veces podía llegar a ser bastante inconveniente; como cuando sentí electricidad al besar a mi novio. Por alguna razón, a Doppi le enojaba que me acercara a Lucas, y a mí comenzaban a hartarme los arranques de Doppi. Por lo que dejé de verlo tan seguido en la universidad para no tener problemas con Doppi, pero siempre nos mirábamos en su casa o en la mía, o salíamos un rato.

El problema comenzó cuando empecé a sentir a Doppi en mi casa. Cada vez estaba más cerca, yo no sabía si eso era bueno o malo, pero sin duda alguna no era bueno para mi relación. Sabía que Doppi se estaba encariñando de mí, y yo de ello, pero era algo que simplemente no podía explicar, ¿quién me creería? Así que lo más fácil fue irme alejando de todo aquello que hiciera enojar a Doppi.

Comenzó a estar cada vez en más sitios conmigo. Su compañía era gratificante, pero comenzaba a traerme problemas. Tenía semanas de no ver a mi novio, y la relación ya pendía de una cuerda floja. Me encerraba en mi cuarto y no hablaba con mi familia porque Doppi se sentía más cómoda si estábamos a solas. Y yo ya comenzaba a verla más como un alguien que como un algo.

Hubo momentos en los que me hartaba de sentirme aislada, de que Doppi me orillara a alejarme de la gente que amaba. Le suplicaba que me dejara en paz, a veces hasta le gritaba y en lugar de sentir la electricidad que siempre esperaba, sentía como Doppi abrasaba mi cuerpo para calmarme y siempre lo lograba.

Luego, algo raro comenzó a pasar.

Una mañana desperté, y ya no sólo sentía a Doppi podía verle. Era una bolita pequeña que levitaba sobre mí. Se miraba exactamente como me imaginé que sería describir su aura, pero tenía algo de rojo también.

No sabía si los demás podían ver a Doppi, así que tuve que salir para comprobarlo. La primera persona en verme fue mi mamá, y en efecto, no podía verla, pero estoy casi segura que la sintió. Noté que se puso muy incómoda en cuanto entré a la habitación y comenzaba a actuar extraño también.

Esa semana también vi a mi novio, Doppi ya estaba un poco más grande, pero seguía sin ser notable para los otros. Cuando me acerqué a él comencé a sentir que Doppi se enojaba, solo que ahora la electricidad se sentía pasar con más fuerza a través de mi cuerpo. Noté cómo Doppi dejó de ser una bolita, comenzaba a ser inestable cuando se enojaba. La sensación era insoportable, Lucas notó que no le estaba prestando atención. Empezó a discutir, pero yo no podía pensar en otra cosa que la incomodidad que me causaba la reacción de Doppi, así que solo le grité a Lucas en respuesta: "¡Pues ya no quiero estar contigo! ¿No te das cuenta? Llevo meses intentando alejarte y sigues siendo tan estúpido de insistir en quedarte conmigo."

Salí casi corriendo de ahí. Dopple me estaba cambiando, ya no me gustaba cómo me hacía sentir y cómo me obliga a actuar. Irrumpía en todos mis sentidos, en mi vida cotidiana y hasta en mis relaciones. Lloré casi toda la semana, Dopple intentaba calmarme y yo solo le pedía que se fuera, que por favor me dejara en paz.

Me sentía débil y triste. Ya no me sentía yo misma, era como si me hubieran arrancado el alma y ya no viviera, solo existía.

Pasé mucho tiempo sin salir de mi habitación, solo iba a la Universidad y regresaba a encerrarme. Por supuesto, Dopple me seguí siempre, pero yo intentaba ignorar su presencia, aunque fuera difícil.

De repente un día me fijé en Dopple y estaba enorme casi era de mi tamaño, me fijé pues ya no era una bolita sobre mi cabeza, ahora era tan grande que comenzaba a caminar a mi lado. Cuando al fin logré recuperar un poco mis ánimos de salir, esa cosa comenzó a hacerme la vida imposible cada vez 2que me acercaba a alguien, quien fuera. Mi mamá estaba muy preocupada por mi actitud los últimos meses, intentaba acercarse, pero yo notaba que ella se sentía incomoda cada vez que lo hacía.

Simplemente ya no podía más con todo el asunto, pero ¿a quién podría pedirle ayuda? ¿a quién podría decírselo? Me tomarían por loca... aunque tal vez lo estuviera.

Empezaba a sentirme cada día más débil y notaba a Dopple cada día más fuerte. Hasta que pasó.

Era yo.

Dopple era yo.

Definitivamente no entendía cómo ni por qué. Hice lo que cualquiera haría en una situación así: buscar en Google. Cuando escribí las palabras "otro yo" lo primero en aparecerme fuel el término Dopplëganger; luego de leer lo que tenía Wikipedia para mí emepecé a comprender un poco mejor, pero concluí que esa criatura quería adueñarse de mi vida, que me hizo a un lado de la gente que más amaba para que yo estuvera débil y así poder alimentarse de mi tristeza, que buscaba destruirme para llegar a su cometido y por ello comenzó destruyendo por dentro... lo estaba logrando.

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⏰ Last updated: Oct 08, 2019 ⏰

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