Capítulo 9

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Íbamos camino a casa, Michael se ofreció a llevarnos, Emily al principio se negó, pero a final acepto, y menos mal que lo hizo, por que no quería estar a solas con Michael, me ponía nerviosa.

Emily y yo nos encontramos sentadas en los asientos traseros, Michael mantenía su vista fija en el camino, pero en la luz roja su mirada chocaba con la mía, por el retrovisor, trataba de no mirarlo pero me era imposible, esos ojos marrones son simplemente irresistibles.

Después de un rato llegamos a la parada de Emily, ella agradeció y se despidió con una brillante sonrisa. Michael arrancó alejándonos, oh valla esto será incómodo.

Jugaba con mis dedos pensando de qué hablar, mi mente estaba en otro lado haci que se me hacía difícil concentrarme, encima el me miraba y me ponía aún más nerviosa, me sentía acorralada!

El auto se detuvo, suspire aliviada.

Por fin llegamos, esto ya se me hacía eterno.

Pude observar dos autos en la entrada, uno se me asía conocido, pero hay muchos autos iguales, así que no le preste importancia.

—Buscaré espacio para estacionar el auto, puedes bajar si quieres —dijo mientras prendía el auto, solo asentí y abrí la puerta para bajar.

Recordé que no tengo llaves asi qué toque dos veces la puerta esperando a que alguien me escuché en esa enorme casa, volví a tocar, está se abrió de inmediato fruncí mi seño al ver de quién se trataba... vaya vaya, si es la señorita de las cejas perfectas.

—¿Tú? —dijimos al mismo tiempo — ¿Qué haces aquí?, No, tú qué haces aquí —volvimos a decir.

—Lo siento niñita —dijo ella con desprecio —se acabaron las sobras, vuelve otro día... —fingió pensar —o mejor dicho, no vuelvas nunca -la mire con mis ojos entre cerrados.

—Con permiso zorrita —dije haciendo a un lado, ella me miró ofendida.

—¡Hey regresa acá malcriada!—exclamó furiosa, la ignore y sequí caminando —no puedes en... —dio un mal paso y callo de rodillas, mire sobre mis hombros y solté una pequeña carcajada.

—¡Antonela! —grite, no hubo respuesta alguna —¡Antonela!—volví a llamar.

—¡Querida por acá!—escuché su voz provenir del comedor, expulse aire aliviada, por un momento pensé que había irrumpido en casa ajena.

—Antonela pensé que... —me detuve al ver a una señora de mayor edad sentada con Antonela.

—Quería por fin llegas, te estábamos esperando —dijo ella levantándose de su asiento y acercándose a mí.

Genial más "visitas".

—¿Quién es la viejita?—susurro.

—Sorpresa —dice bajo, pero aún así se notaba su entusiasmo. La mire confundia.

—¿Qué clase de sorpresa es está? —digo en tono bajo.

—Dámaris—llamo aquella señora, al parecer ese es su nombre, la tal Dámaris miró sobre sus hombres —Ella va a ser tu mentora.

—No necesito una men...

—Así que, tú eres TN —salieron las palabras de sus labios —Antonela me habló mucho de ti —se puso de pie apoyándose de un bastón, llevaba un conjunto palo rosa, que consistía en una balda de tubo y un saco que estallaba a su cintura.

Mierda tiene más cintura que yo.

Antonela me dio un pequeño codazo para que me presentara.

—... un gusto señora... —mire a Antonela de reojo esperando a que me dijera su apellido.

La huérfana  ( Michael Jackson y tú ) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora