Conversaciones con el pasado

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Y me habló tras semanas pensando que estaba muerta para ella. Sabía como iba a acabar ese encuentro. Sus ojos que una vez me perdía en ellos no eran más que un vacío negro. Su voz era cruel y estoica, solo quería verme sufrir. Yo sonaba como un violín, agudo y repetitivo, ella como un piano, perfecta y serena. Cada palabra que ella conjuraba no hacía más que hundirme en un vacío contra el que siempre he tenido que luchar para no sumirme en lo más profundo de el mismo y perder la esperanza de una vida mejor.

Pero algo había cambiado desde la última vez contra esa chica de ojos azules y enferma sonrisa. No era el mismo, no estaba al descubirto, no estaba sin nada. Ella fue mi vida, pero ahora forjo la mía y con ella me escudé sus palabras de desaliento.

No salí trumfante de ese fantasma de el pasado, pero tampoco perdedor.

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