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Jeonghan se sentó junto a Jihoon en el sofá de la sala de estar, dejando sobre la mesa un vaso con agua y una caja nueva de pañuelos.

—¿Estás mejor? —preguntó el mayor.

Jihoon negó con la cabeza mientras secaba las lágrimas de su rostro, de forma inútil ya que estas seguían saliendo, y dando algunos hipidos cada vez que intentaba llenar sus pulmones de aire.

Jeonghan suspiró y acarició la cabeza del menor.

—Vamos, nada puede ser tan horrible para que llores de esta manera —dijo intentando consolarlo, a la vez que esperaba por una explicación.

Y es que Jihoon había llegado a casa Jeonghan hacía unas horas atrás y, en el momento en que el mayor abrió la puerta, Jihoon comenzó a llorar desconsoladamente sin decir nada.

Al no obtener ninguna respuesta, Jeonghan rodeó a Jihoon por los hombros y los atrajo hacia él, abrazándolo mientras seguía repartiendo suaves caricias en su pelo.

Minutos más tarde, Jihoon finalmente paró de llorar entre los brazos de Jeonghan y dejó salir un largo suspiro antes de hablar.

—Estoy embarazado —susurró el menor, sintiendo como las lágrimas volvían a acumularse en sus ojos.

Jeonghan se quedó en silencio, sin saber qué decir, pero sin dejar de abrazar al menor.

—Por favor, di algo —dijo Jihoon aún con la voz rasposa después de haber llorado durante tanto tiempo.

Jeonghan apartó a Jihoon para poder mirarlo de frente, pero su corazón se apretó cuando vio sus ojos hinchados y todo su rostro rojo.

—¿Lo sabe Seungcheol? —preguntó Jeonghan.

Jihoon negó con la cabeza.

—He venido directamente aquí cuando me he enterado —respondió agachando la cabeza.

Jeonghan volvió a guardar silencio.

—¿Lo vas a tener?

—Seungcheol no quiere tener hijos —respondió el menor con la mirada clavada en sus manos sobre su regazo, mientras estas retorcían un pañuelo totalmente empapado de lágrimas.

—Eso no es lo que te he preguntado —dijo Jeonghan—. ¿Tú quieres tenerlo?

Seungcheol y Jihoon llevaban juntos casi dos años, y hacía apenas unas semanas que habían comenzado a vivir juntos. Ambos habían hablado innumerables veces de sus planes de futuro juntos. Los dos querían casarse, pero, aunque Jihoon adoraba a los niños, nunca habían hablado sobre formar una familia.

Jihoon retorció aún más el pañuelo, hasta que este se rompió en dos trozos.

—Jihoon, no debes dejar que nadie decida sobre tu cuerpo más que tú. Si quieres, tenerlo, adelante. Si no, adelante también con eso. Sabes que yo siempre te voy a apoyar en lo que sea —dijo Jeonghan y el menor se secó una lágrima solitaria que se resbalaba por su mejilla—. Pero tienes que decírselo a Seungcheol.

—¿Y si me deja? —preguntó Jihoon levantando finalmente la cabeza, mirando a Jeonghan con la mirada llena de miedo.

—Sabes que Seungcheol no haría algo así —respondió Jeonghan—. Y si lo hace es porque no te merece.

Jihoon asintió con la cabeza.

—Quiero tenerlo —dijo por primera vez en voz alta el pensamiento que había tenido desde el momento que se enteró que estaba embarazado.

Jeonghan sonrió y abrazó a Jihoon con fuerza.

—Va a ser la niña más bonita del mundo —dijo el mayor, aún abrazando a Jihoon.

1+1=3 -JiCheol-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora