Capítulo 3: Ceremonia de posesión

159 12 3
                                    

- Y estoy a su servicio - Dice el chico de ojos verdes con barba afeitada.
- El placer es mío - digo saludándolo con un apretón de manos.
- Santiago, déjame sólo con mi esposa y ve a instalarte en la habitación de los sirvientes que tenemos al pie de la Mansión. - dice Daniel besando mi mejilla.
- Permiso.- Dice Santiago moviéndose.
- Regina, tenemos que hablar- Dice Daniel besando mi mano.
- Lo sé, así que estoy dispuesta a escucharte para que podamos llegar a un acuerdo. Ya no puedo soportar estar lejos de mi esposo, y mira, sólo ha pasado una semana. - digo juntando nuestras manos y caminando con el por el jardín de la casa.
- Me alegra que me hayas extrañado, pensé que serías una bestia conmigo. - Dice alzándome entre sus brazos masculinos.
- Yo era una bestia, sí, pero eso no es suficiente para sacarte de mi cabeza- digo abrazándome a él y recostándome en su hombro.
- Ahora estoy aquí y deseo disfrutar de mi esposa el mayor tiempo posible. - dice llevándome a nuestra habitación.
Daniel me acurruca en la cama y besa mis labios. Aprieto su camisa verde y siento su piel caliente.
- Podrías visitarme a veces en Monterrey... - Dice presionandome debajo de él.
- Iré tan pronto como pueda - digo cediendo a sus caricias.
- Mientras tanto te extrañaré. - Dice pegado a mi boca.
- ¿Y qué haremos con este conflicto? - digo metiendo mi mano en su ropa interior.
- Haremos lo que quieras... - Dice mordiendo mis labios y suspirando.
Aprieto su miembro y Daniel rápidamente me desnuda nos rendimos a la pasión que sentimos. Está ansioso y apenas respira cuando siento su ir y venir. Después de satisfacer nuestros cuerpos y envolvernos en las sábanas me recuesto sobre su pecho.
- Ha sido fascinante... - Dice acariciando mi espalda.
-¿ Cómo te fue en Monterrey? ¿Hay muchas mujeres por allá? - digo tocando su boca
- ¿Estas celosa Regina? - Dice besándome y sonriendo.
-¿Celosa? No, sólo me siento un poco insegura, el hecho es que necesitamos resolver esta situación. Estamos casados y te necesito a mi lado.- digo frotando su mejilla.
- Yo también te necesito conmigo, pero tendremos que hacerlo, a menos que mi esposa lo reconsidere y quiera venir a Monterrey. - Dice besando mis labios.
- Sabes que es imposible mi amor, y me temo que en Monterrey encontraras a otra persona y me olvidaras. Me casé locamente enamorada de ti y quiero tenerte siempre conmigo. - digo dudosa.
- Te amo, y tu eres mi esposa, estoy enamorado de la mujer más hermosa del mundo- dice dándome la vuelta cubriendome por completo mientras me besa de nuevo.
Daniel y yo nos bañamos y almorzamos juntos sin acostumbrarnos a la idea de vivir en diferentes estados. Estoy orgullosa de mi profesión y de dirigir el Brandi Bittencourt, pero no estoy dispuesta a perder a mi esposo. Sueño formar una familia con él y tener hijos, creo que Daniel es fiel y que pronto regresará conmigo de Monterrey.
- ¿Quieres ir a algún lado? - Dice Daniel abrazándome en el sofá.
- No, quiero tenerte sólo para mi - digo  besandolo y tratando de convencerlo de que no regrese a Monterrey.
- ¿Por qué no bajamos y disfrutamos de la piscina? - Dice mi marido quitándose la camisa debido al calor insoportable.
- Prepara la sombrilla mientras yo me cambio, no tardaré. - digo buscando un bikini.
Cuando bajo hacia la piscina con mi bikini rosa me encuentro a Daniel hablando y riendo con algo que le muestra el piloto en su móvil.
"Sólo puede ser una mujer, ¿qué más encontrarían tan divertido?"- pienso para mis adentros. Oculto mis ojos en mis lentes de sol y camino hasta la silla reclinable. Ni quiera me notan y disfruto del sol implacable y aplicó protector solar en mi piel.
*Narra Daniel*
La verdad es que no me gusta tener que ir a Monterrey y dejar sola a mi esposa. Es hermosa y puede cansarse y arrojarse a los brazos de otro hombre que si pueda estar cerca de ella. Soy un idiota, debo cuidarla mejor, comprenderla y consentidos los días que estoy con ella en la capital. Santiago es un hermano, ser mi piloto me ayuda a relajarme pues me acompaña a los partidos de la sociedad de jueces. Él es un Don Juan, y tiene suerte porque muchas ya han caído en sus redes de seducción. Justo en este momento me está contando de sus últimas conquistas y me muestra fotos en su móvil. Son realmente hermosas pero ninguna de ellas llega a los pies de mi esposa. Me doy cuenta de que Regina ha bajado y esta bronceándose
- Tienes innumerables conquistas, pero yo prefiero sólo a una. - digo abrazandolo dándole palmaditas en su espalda.
*Narra Regina*
Daniel viene hacia mí y su piloto lo sigue.
- No hay inconveniente de que Santiago se quede con nosotros ¿no?- Dice Daniel.
- Ninguno, veo que son muy amigos- digo quitándome las gafas de sol.
- Refréscate en la piscina Santiago - le dice Daniel al piloto.
- Gracias pero prefiero descansar. - Dice y se retira.
- Dani, tengo la celebración de la Junta del hospital el lunes, ¿hay alguna forma de que pudieras estar en ella?
- Estaría encantado, pero tendré una audiencia irrevocable que me llevará tiempo- Dice rompiendo mis ilusiones.
-¿Ves como están las cosas? De esta manera no podremos vivir cordialmente Daniel- digo levantandome para irme pero Daniel me detiene.
- Estas haciendo una tormenta en un vaso de agua Regina, siempre he estado pendiente de tus logros pero perdón si no soy el esposo de tus sueños. - Dice mientras yo sigo molesta por el rumbo inesperado de nuestro matrimonio.
- Te amo mucho, pero es hora de que te decidas si te quedas conmigo o con tu provisión como juez- digo en tono egoísta.
- Elijo el puesto de juez... - Dice desafiándome.
- Maravilloso, entonces ya podemos iniciar el proceso de divorcio.- digo exaltándome y viendo cambiar su expresión facial.
- Regina escúchame, ¿no crees que estas exagerando?
- Dije que sí en la iglesia para estar con mi esposo, no para tenerlo fuera de mi alcance.
- No soy tu empleado para satisfacer todos los caprichos de la reconocida Doctora Regina Brandi Bittencourt.
- ¿Sabes qué? Ya no creo que me ames como dices, y sea lo que sea, esta es la última vez que te digo que asustas conmigo a algún evento importante para mi. - digo totalmente exaltada.
- Regina , te amo si, y no acepto divorciarme, porque puedo hacerte ver mis sentimientos hacia ti... - Dice caminando detrás de mí y deteniéndome.
- ¿Ah, si? ¿Y cómo lograrás tal hazaña? - digo dejándolo con la mirada.
- Me iré el lunes y haré los arreglos para ser transferido de Monterrey,  pero espero que te quedes conmigo un mes entero,  sólo con tu esposo. - Dice apretandome contra él y rozando sus labios con los míos.
- ¿Es un trato?
- Si y no vuelvas a poner en duda lo que siento por ti- Dice mordiéndome una oreja.
- Trato hecho
De repente empujo a mi marido desprevenido al agua. Cuando sale a la superficie lo encuentro hermoso salpicado de agua por todas partes.
-¡Tramposa! - Dice sacudiéndose el pelo.
- Te lo mereces... - digo sonriendo y sumergiéndome en el agua también.
- Ven aquí... - Dice agarrándome y me besa.
Al otro día amanezco en la cama al lado de mi esposo y lo observo dormir sereno y despreocupado. Sentí profundamente su ausencia. Me pego a él besando sus hombros.
- Buen dia...
- Buenos días dormilón- le contesto besando su abdomen.
- ¿Que quieres tan temprano en la mañana?
- Eché de menos despertarte y verte así como estas ahora...- digo besando su ropa interior.
- ¿Qué quieres de mí?
Muerdo su miembro por encima de la ropa interior. Él se retuerce brutalmente y tuerce sus dedos en mi cabello. Tenemos una mañana de incansable sexo y me siento como siempre. Daniel y yo cenamos en un restaurante.
Al otro día me dirijo al hospital. Papá y mamá vinieron a organizar la fiesta de inauguración y todo es una locura. Hay muchos pacientes y personas que quieren un milagro de mi parte. Elegí la rama más difícil de la Medicina y hago lo mejor que puedo en la mayoría de los casos, el resto sólo esta en las manos de Dios. Mis responsabilidades aumentan gradualmente y rezo para no volverme loca. Me alimento en la cafetería del hospital y la doctora Andressa Barcenas me hace compañía.
-¿Cómo está la directora del Brandi Bittencourt?- Dice sentada frente a mí.
- Atascada hasta el cuello- digo riéndome con ella.
- Este hospital es como una fábrica, todo el mundo está loco, empezando por tu hermano- Dice ella insinuando los malos tratos de mi hermano Fernando.
- Si Fernando continúa con sus malos modales, tendré que ponerle fin a sus manías.- digo bebiendo mi jugo.
- Cálmate, hoy es tu día de gloria y nada será un obstáculo Regina.
- ¿Estarás en la ceremonia?
- Por supuesto, se cuanto anhelaste tu puesto, y no conozco a otro médico más capaz para ese puesto que tú.
- Gracias por tu comprensión  - digo sonriendo a mi amiga.

Por la tarde me visto con un vestido formal largo escotado en mi busto hasta el cuello, llevo el cabello ondulado y maquillaje ligero.
Daniel me sorprende cuando entró en la sala apresurado de su regreso de Monterrey.
- Amor mío, me ducho y estoy contigo enseguida - Dice tomando mi mano y encerrándose en el baño.
Los hombres son rápidos y Daniel no es la excepción de la regla. En menos de 15 minutos ya está casi vestido y sólo le falta ponerse la corbata, así que decidí ayudarlo.
- Señor juez, tiene que aprender a atarse la corbata - digo terminando de hacer su nudo.
- Tu nudo es perfecto, el mío estaba torcido.
Nos besamos y nos vamos al hospital. Ya en él,  nos dirigimos a una sala especial alejada de las salas de los pacientes y comenzamos la celebración. Fernando no está y lo agradezco. André estáconmigo y me felicita.
- Mi hermana, estoy tan feliz por ti - Dice abrazándome cariñosamente.
- Gracias por venir- digo agradeciéndole a mi hermano menor por su presencia.
Papá emocionado me entrega el cartel de director con mi nombre y llora cuando beso su rostro agradecida.
- Felicidades mi bebé- Dice mi madre.
- Mamá, tengo 30 años por Dios - digo sonriendo un poco avergonzada.
- Lo sé, pero siempre serás mi bebé
De repente veo a mi esposo y a su piloto que seguro Daniel autorizó a que entrara a la fiesta, supongo. Ambos beben champán y se divierten riendo de conversaciones entre ellos. Llego hasta ellos y Daniel toma mi mano.
- Felicidades doctora - dice Santiago tomando mi mano y besando la como todo un caballero.
- Gracias - digo esbozado una sonrisa falsa.
- Regina, tengo que volver al amanecer a Monterrey- Dice tomando un sorbo de su bebida
- Me gustaría dormir contigo - digo entrelazando nuestras manos.
- Yo también pero tengo que estar en la corte muy temprano.
- Ok, tendré paciencia. - digo inconforme
- Oye, no pongas esa cara, el sábado estaré de vuelta contigo e iremos a la playa - Dice besándome.
- ¿Y tú piloto no tiene vida social? ¿Dónde lo conociste? - digo cambiando de tema
- Lo conocí por recomendación de un amigo se la corte, y nos hicimos grandes amigos. Santiago no tiene familia, sus padres murieron.
- ¿Amigo? Eso significa que en una semana ya tienes grandes amigos - digo sarcástica
- Regina, celosa a estas alturas del campeonato y por Santiago? Por favor...
- Lo que tu digas... - digo mirando en dirección a Andressa que acaba de llegar.
- Regina, lo siento, tuve una emergencia.
- No te preocupes, lo importante es que ya estás aquí.
Nos separamos un poco de Daniel.
- ¿Estás molesta?
- Andressa, te lo explicaré mañana, me voy ya para la casa- digo mirando a Daniel y haciéndole selas para irnos.
- Mantén la calma. - Dice mientras nos despedimos.
Ya en casa me dirijo a mi habitación sin hablar media palabra con Daniel. Minutos después de entrar en ella se parece Daniel y se dirige hacia mi.
- Regina, esto es demasiado, no me gusta que te enojes conmigo
- Daniel, soy de carne y hueso, el cambio me afecta y no sirve de nada fingir que estamos viviendo en el paraíso, porque es la mentira más grande que hay en todo el planeta. - digo gritando.
- Esta bien, dormiré aquí esta noche y aclararnos las cosas.
- Tengo que respirar - digo asfixiada frente a él.
- Me quedaré aquí hasta que vuelvas.
Salgo disparada de mi habitación y camino toda la casa hasta llegar al patio y dirigirme a la piscina. De repente oigo ruido en el garaje y camino escuchándolos.
- ¡¡Señora!! - Dice Santiago asustado, sin camisa y sucio de grasa saliendo de abajo del auto de Daniel.
- Estás prácticamente desnudo para arreglar el auto, no crees? - digo viendo que está sin pantalones.
Sólo me mira y ...

Continuará ***
Besos a los lectores

Productora Barcenas
LiyanisNL


La Tentación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora