Una historia desarrollada 7 años después de la batalla de Hogwarts, donde Harry se encuentra completamente perdido en la vida, siendo, todos los sábados, arrastrado religiosamente hacia pubs con Ron y Hermione.
Sus amigos están preocupados por su s...
-Harry no puedes seguir así- Decía una chillona voz que lentamente se evaporaba mientras el hombre recostado en el polvoriento sillón de cuero, volvía a perderse en sus pensamientos.
-HARRY! Me estás escuchando?- Repetía la mujer, indignada.
-Hermione, no me siento de humor como para ir al Pub, esta noche- Dijo con la voz más ronca del mundo.
Detonado de la vida, perdido en su mente, rebobinando los recuerdos que hace años guardaba y guardaba, como viejos casetes tirados en el ático, cintas corridas y momentos borrosos.
-Quién dijo algo del Pub? Harry te estoy hablando del desastre que es este lugar! Cómo respiras? Hay polvo por todos lados, hay platos en la vajilla que están intactos hace meses!
Él quedó en silencio.
"I say don't you know
You say I don't know
I say, Take Me Out"
Los CD's de Ronald sonaban desde el piso superior. Hermione frunció los labios intentando comprender la falta de motivación y voluntad que sobrepasaba al demasiado-sosegado Harry Potter.
El lugar olía a humedad. Los muebles notaban una fina capa de polvo sobre ellos, y las barandas de las escaleras también. Las tazas de café abundaban en cualquier rincón de la casa, ropas apiladas en sillas y la mesa cubierta con papeles acumulados, papeles del trabajo, papeles de cuentas, recibos, papeles que describían una vida agotada.
-Oh, Harry- Dijo Hermione con los ojos llorosos.
El elegido la miró desinteresado mientras prendía un cigarro. -Perdón- admitió entre dientes debido a este.
La desesperada mujer se giró sobre sus talones y dirigió su persona hacia las escaleras, encontrándose con la sórdida música del pelirrojo.
-Ron, debemos hablar- Él asintió, ya habiendo discutido sobre la misma persona y el mismo problema miles de veces. Ambos bajaron la voz y cerraron la puerta de la habitación en la que se habían ubicado.
-'Mione, déjalo estar un poco más- aventuró Ron.
-Ronald, va a morir aquí, solo, sucio, fumando un cigarro de Cannabis y escuchando los discos de Franz Ferdinand una y otra vez si no encuentra algo que lo motive a hacer algo -
Ron la miró, con la misma cara exhausta de siempre y le respondió -Arrastrémoslo al pub esta noche-
Ambos quedaron en silencio, meditando. Ella se enrollaba un mechón de cabello rizado en el dedo, hasta que de una manera muy inesperada (que logró que Ronald diera un pequeño salto) exclamó -Tengo una gran idea!-