Parte única.

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Tsukishima no tenía planeado en ninguna parte de su plan de vida, el notar lo atractivo que su mejor amigo era.

Había pensado que ya era suficiente con haber meticulosas notas mentales con cada ocasión en que la amabilidad de Yamaguchi conmovía secretamente su corazón o cada vez que la preocupación y la dulzura en sus palabras hacían que la punta de sus orejas se sonrojasen.

Era suficiente con notar que él era un buen amigo que le hacía recordar que tenía sentimientos.

En ningún momento planeó soñar con pasear sus pálidas manos por la piel pecosa del chico, delinear con sus dedos y formar figuras cualquieras en su tacto diciéndole que en realidad son constelaciones de estrellas para luego despertar avergonzado por la continuación de dicho sueño y el problema latente en sus pantalones.

Aquello era suficiente para notar que lo veía como algo más que un buen amigo, incluso para un terco como él.

Y ahí estaba el problema.

Porque Tsukishima Kei era el tipo de persona que jamás admitiría el sentir atracción por otra persona.

Pero, maldición...

Cuando se quedaban solos en los camarines y tenía la oportunidad de echar un pequeño vistazos al cuerpo de él, tenía que admitirlo.

Yamaguchi Tadashi podía hacer lo que quisiera cuando quisiera con él.

Ni siquiera se había dado cuenta de cuando fue que Yamaguchi desarrolló aquellos firmes abdominales, pero sentía que realmente le estaban llamando a acercar su lengua a ellos y...

No, no podía pensar en ello.

⎯ ¿Tsukki?

La voz curiosa de Yamaguchi lleno la habitación al tiempo en que Tsukishima se concentraba en eliminar aquellos pensamientos mientras subía sus lentes disimulando y respondiéndole con una sonrisa burlona.

⎯ ¿Se te perdió algo, Yamaguchi?

Una risa ligera salió de los labios de dicho chico y Tsukishima se permitió suspirar de alivio en su mente a la vez en que Tadashi lamentablemente se colocaba una polera blanca.

⎯ No, pero creo que a ti sí.

Mirándose fijamente, Tsukishima no entendió lo que sea que quiso decir. Genuinamente confundido, preguntó.

⎯ ¿Qué quieres decir?

El brillo en los ojos de Yamaguchi se hizo más oscuro y sus ojos se afilaron. Comenzó a caminar lentamente hacia Tsukishima, como un cazador haría con su presa e inconscientemente, Kei comenzó a retroceder hasta que terminó sentado en una mesa.

⎯ Nee, Tsukki.

La voz de Yamaguchi era innecesariamente dulce y estaba innecesariamente cerca. Con una gran sonrisa, le hizo la pregunta que tanto había evitado.

⎯ ¿Por qué me miras tanto?

No quería decirlo. Aparte si había preguntado, era más que seguro que ya lo sabía.

Realmente, quiso quedarse en silencio. Pero Tadashi lo miraba con aquella sonrisa simpática que aunque había visto tantas veces a lo largo de su vida, ahora tenía un eje impasible a sus curvas, como diciéndole que esperaría lo necesario para oír su respuesta.

⎯...Porque me dio la gana.

Ah, pero Tsukishima era incluso más terco de lo que se daba crédito.

Por primera vez, la sonrisa en los labios de Yamaguchi lo estremeció de pies a cabeza. De una buena manera.

⎯ ¿Enserio, Tsukki? Entonces, no habrá problema si yo hago lo que quiero porque se me da la gana...

⎯ ¿De qué estás ----?

Antes de que pudiera preguntar, Yamaguchi lo interrumpió chocando sus labios con los suyos. Era un beso ligeramente necesitado, pero dulce y emocionante que duró mucho menos de lo que él esperaba, quería, que durase.

Tsukishima podía sentir la fuerza de su corazón rebotar en su pecho al momento en que se separaron y está más que seguro que el sonrojo en la cara de Yamaguchi aumentó el suyo.

⎯ Tsukki, yo...

Esta vez fue el turno de Kei para interrumpir lo que él iba a decir y aunque con un poco de sorpresa, Tadashi con gusto correspondió el beso.

Sus piernas se enredaron mientras desordenadamente comenzaban a pasear su lengua por la boca ajena, las manos del rubio fueron por instinto a agarrar el cabello del pecoso para acercar un poco más sus cuerpos, mientras que la mano de Yamaguchi agarraba con ternura y seguridad la mejilla de Tsukishima.

Un pequeño suspiro se les escapó cuando se separaron con los ojos ligeramente nublados y llenos de amor.

La temblorosa voz de Tadashi murmuró en su oído.

⎯ ¿Puedo besarte de nuevo?

Sin aliento a pesar de haber sido solo dos besos, Tsukishima tomó el rostro de Yamaguchi entre sus manos y susurró.

⎯ Cuando quieras.

Cuando quieras | TsukkiYama |Where stories live. Discover now