Demon Zero

Familia Kamado

Tanjirou nació como el hijo mayor de la familia Kamado, el tenía el deber de encargarse de su familia y así lo hizo, hasta que dejó de respirar por primera vez.
Siempre era protege a tus hermanos, dales cariño, amor, la familia Kamado era así, todo se fue partiendo en pedazos a partir de cuando su padre murió, Tanjirou contaba con 10 años.
Se obligó a su mismo a tomar la responsabilidad, por qué el mismo sabía que ninguno de sus hermanos menores podía con la carga, así que lo soporto por el bienestar de ellos, y s y felicidad, bajo al pueblo todos los días, y como era de esperarse, los rasguños, cayos, marcas quedaron en sus manos, manos que no debieron ser así, por qué aún es un niño, cuando Tanjirou llegaba cansado después de quemar y vender carbón, se recostada junto a Nezuko mientras ella tejía, y le cantaba la canción de mamá hasta que quedó dormido. La mayoría de veces despertaban en el lugar donde se durmieron, rodeados por una manta, quizá su madre. No se molesto en preguntar, por que el olor impregnaba la manta.
Tanjirou también heredó la danza hacia el dios del fuego, cuando lo intento por primera vez fue doloroso, el hielo entumia sus extremidades, pero de alguna manera lo completo, después de todo tenía que hacerlo.
Y años después de toda esa dedicación, esfuerzo, y esperanzas, fueron mandadas a la basura después de tres años, después de bajar la montaña durante el día y subir por el anochecer, después de todos sus esfuerzos, al volver a casa Tanjirou no esperaba ver una masacre, aún lo recuerda tal y como la primera vez que había cambiado de ropa, el olor a sangre impregnado en el lugar, su corazón comenzó a latir desenfrenado y dolorosamente, justo escucho el grito de Hanako gritando aterrorizada, se apresuró y aventó la canasta de carbón a quien sea que hubiese hecho esto. Su hermano Shigeru corrió, con manchas de sangre en su ropa, y lágrimas en sus ojos. Todo fue un movimiento tan rápido, que Tanjirou no pudo ver cuales de sus hermanos faltó de rescatar.
-¡Tanjirou! ¡Regresa por favor! -La ultima súplica de Shigeru, pidiendo por su hermano mayor, siempre había sido un niño amable.
-¡No puedo hacerlo! -Negó fervientemente para después cargarlo y tomarlo en brazos. Corrieron hasta la salida trasera de casa a toda prisa.
Tanjirou jura que corrió lo más rápido que pudo, y aún si no fue suficiente, no sabía si sus pies se sentían calientes por la adrenalina o por el frío de la nieve. Solamente una parte de la familia se llegó a encontrar a salvo, en cambio no esperaron el momento en el que aquel monstruo de cabello marrón se llevó a sus hermanos menores, Nezuko y Tanjiro tomaron fuertemente a sus hermanos en un intento en vano de no soltarlos, fueron rasguñados hasta el punto de sangrar con una gran cantidad de sangre.
Recuerda haber sentido un dolor inexplicablemente doloroso cuando el demonio camino hacia el y Nezuko con una sonrisa, los gritos sofocados que procedieron a salir de su boca, sus extremidades se sentían como si estuviesen siendo arrancadas, y volviéndose a poner, una y otra vez, interminable mente.
La sangre salía de su cuerpo sin querer parar, los gritos de Nezuko igualando los de el, y como antes de perder el conocimiento alcanzó con dificultad la mano de Nezuko.
Tanjirou despertó en el mismo bosque al lado de Nezuko, Shigeru y Rokuta. Observó sin comprender el por qué estaban en medio de la nieve en invierno, las manchas de rojo carmesí saludaron a sus fosas nasales, el olor metálico de la sangre que alguna vez pudo oler, totalmente repugnante,  dándole un mal sabor de boca, ahora era un olor dulce, aromatisante que hacía que sus entrañas gruñeran para que los deborara, como si fuese algo delicioso, se movió de manera lenta como un depredador, hacia uno de los cadáveres, cuando estuvo por encajar sus nuevos crecientes colmillos, se detuvo horrorizado, este era su hermano menor, muerto, en cual se sostuvo de él en sus últimos momentos, Shigeru merece ser enterrado más que ser algún tipo de alimento para el. Las lágrimas salieron de sus ojos por sí solas, vómito lo que sea que hubiese en su estómago, quizá todo lo que haya podido ser su última comida humana. Ahí se dio cuenta del crecimiento de colmillos y uñas raramente resistentes, lo comprendió ya no era humano, tal y como la abuela había contado cuentos de demonios hace años, cuando aún eran niños pequeños.
Capto un leve movimiento a su lado, Nezuko, su querida hermana menor.
Inmediatamente intentó pronunciar el nombre de su hermana menor, cuando salieron balbuceos de su boca, ya ni siquiera podía pronunciar algo bien, como si lo hubiese olvidado, su hermana pareció ignorarlo, incluso con lo persistente que estaba siendo.
Nezuko se apresuró como un depredador hacia sus hermanos pequeños, Tanjirou la tomó por los brazos y la retuvo lo mejor que pudo, entonces cuando estuvieron hací por horas, Nezuko lo observó perpleja, y las lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas. Tanjirou le dio el mejor consuelo que pudo. Si aún no podía hablar de manera correcta.
Ambos cargaron a lo que fue alguna vez una familia completa, y les dieron el entierro que merecían, cosa que debería haber sido después de crecer, crear una familia y ser grandes personas. Y fue ahí cuando apareció aquel hombre, cabello largo, y ojos rojos, una mirada penetrante, que le causaba escalofríos a Tanjiro de solo verlo. Llegó con la cabeza del demonio de cabello castaño, en su brazo izquierdo, colgando de las garras de su brazo derecho. Tanjirou no pudo evitar la satisfacción cruzará por sus emociones al ver a aquel tipo muerto, cuando debería de sentirse culpable de ver al causante de todo esto. El estaba feliz, y nada podía cambiarlo.
Así que siguieron a aquel hombre, sin rumbo al cual ir. Por qué ya no tenían hogar.
Cien años después le preguntaría a Muzan, ¿Podemos volver a ser humanos?