Fraternity Law

Capítulo 2

En la tranquila residencia podía escucharse una suave melodía de una hermosa canción, las notas sonaban a un ritmo más lento del que debería llevar pero aun así alegraba un poco los silenciosos pasillos de la mansión; pues en una de las salas del piso inferior de aquel lugar, Felicity impartía clases de piano a niños que consideraba que tenían talento para el instrumento. Al principio, a Clark no le hacía mucha gracia el dejar entrar a extraños a la mansión, ya que no siempre ocurrían cosas buenas allí y la curiosidad de un niño muchas veces era un problema, pero desde que noto que la chica no desistiría decidió permitirlo, con la condición de que sus estudiantes fueran solo de la entrada al salón y de regreso.

Aquel salón tenía el mismo estilo clásico de toda la mansión, con la diferencia de que el espacio estaba adecuado y dedicado solo a la música, distintos instrumentos estaban allí, y varios atriles para colocar las partituras, y sentado frente al banquillo del piano se encontraba un pequeño niño de 10 años de edad tocando la melodía, mientras que la azabache permanecía detrás de él, escuchándolo detenidamente... en cuanto la canción termino, la mayor no dudo en aplaudir dedicándole una sonrisa llena de satisfacción al pequeño.

—Felicidades, has mejorado desde la última vez. — comento con alegría para luego sacar un par de dulces de un estante y dárselos a su estudiante, era una pequeña costumbre que tenía la joven para animarlos y alentarlos a seguir esforzándose.

Dos toques a la puerta llamaron la atención de la joven, quien de inmediato dio permiso para que pasara quien fuera que estuviera detrás de la puerta, mostrando al abrirse esta que detrás estaba uno de los guardias de la mansión.

—Disculpe la interrupción, señorita... pero el padre del chico vino a buscarlo.

—Gracias por avisarme, Petrov... yo misma lo llevare a la salida. — de inmediato el hombre se retiró y esta solo se giró para ver al niño con amabilidad. — Vamos recoge sus cosas, no haya que hacer esperar a tu padre.

Tan rápido como pudo, aquel niño recogió sus pertenencias y luego siguió a Felicity por los pasillos de la mansión tomándola de la mano mientras hablaban sobre que debía repasar y que cosas debía poner en práctica para mejorar cada vez más. No tardaron más de algunos minutos en llegar al recibidor de la mansión en la cual los esperaba un hombre joven y bastante atractivo... cabello castaño oscuro lo suficientemente largo como para peinarlo con las manos, lacio... ojos verdes y una barba de varios días que le quedaba endemoniadamente bien; en cuanto a vestimenta, iba bastante sencillo pero ese estilo no le iba nada mal: una camiseta negra con una cazadora de cuero del mismo color y una bufanda también oscura, todo combinado con un jean y botas oscuras.

— ¡Papa! —exclamo el menos al ver a aquel hombre y de inmediato soltó a su profesora para ir a abrazarlo.

—Hola campeón ¿aprendiste mucho hoy? — recibió al pequeño con una cálida sonrisa y una caricia en su cabello despeinándolo un poco y luego subió la mirada para ver a la joven que se acercaba sonriéndole. — Señorita Ivanovic, es bueno verla de nuevo... lamento si me demore en venir a buscar a mi hijo, me alcanzo el trafico... —se excusó. — Espero que este inconveniente no venga con un recargo a la mensualidad.

La azabache solo se cruzó de brazos mientras veía al hombre, en sus labios se dibujaba una sonrisa un tanto picara y divertida. Lo miro de arriba abajo detallándolo, de verdad que no estaba nada mal y no había rastros de ningún anillo de matrimonio, ni siquiera una marca que pudiera indicar que se lo había quitado recientemente; tras acabar su mirada volvió a encontrarse con la del hombre.

—Por lo general, esta clase de retrasos si suelen tener un recargo adicional. — comento la chica con total calma para luego sonreírle. — sin embargo, creo que podría olvidar este desliz conversándolo con un café.