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Hola. Me llamo Lilith Crush. Diecisiete años casi dieciocho, soltera, hija única, virgen, con una vida social reducida (sin mentir) a un par de personas que quiero y aprecio. Tengo un problema el cual varias chicas, chicos, chicoas, chicaos sufren desde que empiezan a pasar por la etapa de la temida adolescencia: Crushear en personas que sé que jamás llegaré siquiera a ver en la vida real.
Al principio el problema era leve, pero estos últimos años, la gráfica se ha disparado hacia arriba sin control alguno consiguiendo que cada vez que vea a un chico que cumpla mis expectativas, me enamore o forme un crush en dicha persona.

Duele, más de lo que parece ya que soy consciente de que no podré tocar a esa persona y esa persona jamás se dará cuenta de mis sentimientos... ni de que existo... ¡Bueno! Puesto que no sabría qué más decir a parte de que veo dibujos animados, animes, leo mucho, dibujo y escucho música... empezaré a hablar de mis crushes.

― ¿Sigues hablando contigo misma? ―me preguntó Moon sentada en una esquina de las escaleras de su portal.

― ¡Excuse me! Estoy grabando mis memorias por si alguien quiere hacer un libro de estas experiencias.

Rodó los ojos mientras buscaba a sus dulces coreanos en el teléfono― ¿Por qué no añades lo pervertida que eres?

Me senté junto a Moon y la abracé con fuerza― ¡AAAAAAHHH! ¡¿POR QUÉ TAN BORDE?! ¡¿QUÉ HICEEE?!

― Nada.

― Ey, vas a hacer que llore.

Me dio palmaditas en la cabeza con su sonrisita de lado― Pat pat. No has hecho nada, en serio.

― ¿De veras? ―la miré a los ojos con los míos a nada de soltar las lágrimas.

Suspiró poniendo toda su atención en mí― De veeeras.

Sonreí casi de inmediato y me levanté de los escalones de mejor humor. Di saltitos en el sitio contagiándole a Moon un poco de mi felicidad, a lo que solo negó con la cabeza mientras sonreía.
La hora de irme llegó, me despedí de mi mejor amiga y me alejé de su portal para dirigirme a mi casa, la cual se encontraba a tan solo unos tres minutos de la suya y, solo si, ibas con toda la calma del mundo. Entré a mi casa, fui directa a mi habitación tras saludar a mis familiares y me puse a mirar vídeos.

Mientras miraba esos vídeos tan graciosos, vi que el chico llamaba levemente mi atención. Comenté una burrada total en uno de sus vídeos y, al ver que me contestaba, supe que tenía un nuevo crush en la lista.

― ¡Oh Dios! ―miré la pantalla― Es hermoso. ―sonreí bobamente.

Fui a otro vídeo, comenté otra burrada más, me contestó, mi sonrisa se amplió más y más. Era la primera vez que un YouTuber reconocía mi existencia y me emocionaba en cierta manera.

Comenté tantas burradas en cada vídeo, no comprendía cómo no se molestaba conmigo.
Se lo pregunté, contestó que no le molestaba, reí tontamente.

Tomé mi grabadora y le di al play para comenzar a, como indica su nombre, grabar.

Ya he vuelto a crushear en una persona, no tardé ni un segundo. Su carisma, su sentido del humor, su arte, sus ricitos, todo gritaba "crushéame" por su parte y yo, como buena crusheadora religiosa que soy, seguí órdenes.
Mis comentarios le parecían graciosos y eso que en varios le llegué a llamar por daddy. Sí, es estúpido, pero me salía solo y él no se negaba. ¿Dije que tengo una debilidad con aquellos chicos mayores a mí? Los encuentro más atractivos, no sabía el por qué.

¡Hora de hablar de mis crushes! Tengo amores platónicos tanto en personajes de dos dimensiones como en personas de carne y hueso. De entre esos amores platónicos en personas de carne y hueso, se podría decir que mi primer crush de todos es mi amigo de la infancia. Cuanto más mayor se hace, más bello se vuelve y más vergüenza me da para hablarle. Después de él, tuve varios crushes fugaces: tres fueron compañeros míos de clase y otro, un chico que conocí en unas vacaciones. Es que ese chico de las vacaciones se comportaba tan bien conmigo... parecía el típico príncipe azul de los cuentos de hadas y a mí, de pequeña, me encantaban los cuentos de hadas.
Mi segundo crush oficial y no fugaz, es un amigo mío. Siempre bajábamos juntos al parque junto con mis primos y todos ahí sabíamos que nos teníamos cierta atracción, por desgracia, siempre fui una maldita tímida que no sabía cómo expresar sus alocados sentimientos.

Mom! I'm crushing again!💕©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora