Protégeme en tus brazos

El mar

La brisa movió el cabello de aquella muchacha, este parecía danzar en el aire. Una pequeña risa, como las que solía soltar, la harían más bella. Sin embargo, esta no era la ocasión.

A su lado se encontraba Jade, quien jugueteaba con sus dedos en la arena, él estaba nervioso, se notaba con solo verlo, pero no podía seguir huyendo, no de sí mismo.

Lilith, como se llamaba aquella señorita, se impacientaba un poco, seguía viendo a los niños bañándose en la orilla de la playa, le intrigaba la razón por la que, aquel chico, con el que llevaba ya casi un año saliendo, la había llamado para poder hablar en aquel lugar, hacía ya más de media hora desde que llegaron y Jade seguía en silencio, por lo que ella decidió tomar la iniciativa.

-Tú... Quieres terminar conmigo, ¿verdad?- dijo soltando lo que tanto la había estado fatigando, se sintió aliviada luego de decirlo, también tranquila y calmada, en ningún momento había dejado de mirar hacia el mar.

-Lo siento...- Jade volteó a verla, sus ojos se llenaron de lágrimas, no porque estuviese terminando la supuesta relación amorosa con Lilith, sino debido a que se sentía culpable.

Ante la sociedad, él no era normal, o eso estaba grabado en su mente, había pasado una lucha contra sus propios miedos para poder aceptarse tal y como es, y ahora solo esperaba que aquella chica no lo criticase.

-No te preocupes...- le respondió Lilith dirigiendo su mirada directamente a los ojos de aquel muchacho.

-Está bien- Ella trató de tranquilizarlo, entendía por lo que Jade estaba pasando.

Ambos habían sido mejores amigos por mucho tiempo, Lilith sabía por lo que Jade tenía que enfrentar, el temor de ser juzgado por la sociedad, pues él es homosexual.