SuperAlfa (Kara G!P)

Capítulo 3

Debajo del plomo y el concreto del edificio, dentro de una celda electrificada que estaba escondida detrás de las puertas que la separaban de los pasillos con al menos un pie de hierro sólido. Kara alternaba entre una bestia de mujer y una pequeña bola en el suelo.

Se había arrancado el uniforme días atrás, arrancándose la marca Zor-El de su pecho y rasgando el resto del material con las manos hasta que el piso se cubriera con pedazos de rojo y azul. Ella ya no estaba en condiciones de usar el uniforme, no así, y ese pensamiento impregnaba la terquedad de su rutina hasta que todo lo que podía hacer con él era aceptar la verdad de que pertenecía a esta celda. Tenía que ser encerrada, porque si no lo era? Ella lastimaría a alguien, y ese pensamiento no era procesable.

Enviaron a los alfas armados de vez en cuando con comida y agua. Fue suficiente para que Kara levantara la cabeza cada vez y rezara para que Alex los siguiera con esos grandes ojos marrones que siempre sabían qué hacer o al menos qué decir. Lentamente, Kara se iría dando cuenta de que no vendría, y arrojaría su cuerpo para alejarse de los agentes que venían en su lugar.

Pero luego sucedió algo, algo monumental, algo trascendente, algo lo suficientemente importante como para romper la agonía de su barriga ardiente y darle la mayor sensación de concentración que jamás había experimentado. A media milla directamente sobre su celda, Kara escuchó el suave aleteo de un latido familiar.

"Lena ..." susurró el nombre y forzó las orejas al sonido, los labios se curvaron en una sonrisa exhausta. Alguien vino por ella.

Kara se forzó a sí misma e hizo que sus sentidos la obedecieran aunque fuera temporalmente para poder escuchar las voces a media milla por encima de ella.

“No sé quién demonios crees que eres, Lena, pero no eres uno de nosotros. No sé por qué mi hermana confió en ti con la verdad o de qué se trata eso que la convierte en una adolescente, pero si le dices a alguien que es Supergirl, si alguna vez intentas usar eso contra ella ...

"¿Esperar lo? ¿Kara es Supergirl? Oyó susurrar a Lena, sorprendida.

"Oh Dios."

"Kara Danvers ... es Supergirl?" Lena lo repitió de nuevo.

No. Esto no estaba sucediendo. Esto no podría estar pasando. Todos los músculos se tensaron y contrajeron, listos para explotar como una bomba atómica. Lena lo sabía. Ella lo sabía y la vacilación en su voz confirmó los peores temores de Kara ... Lena pensó que era un monstruo. Kara no pudo escuchar más, en su lugar corrió hacia la jaula, tiró y empujó sin remedio, la visión láser vino después, gritando y decidida a salir de esta prisión, la enfocó en las áreas de estrés de la puerta, quemándose y derritiendo nada más que el poquito de sí mismo que quedó debajo de su rutina.

Esta prisión estaba hecha para ella, perfecta, absoluta e irrompible, aunque no la detendría hasta que el fuego en sus ojos ardiera hasta la nada y sus uñas se arrancaran de sus camas. Cualquier cosa para llegar a esa hermosa contradicción de una mujer y demostrarle que no era un monstruo, que era solo una niña varada con una maldición que la amaba más de lo que había amado en toda su vida.

Ella puede escuchar sus latidos y pasos cada vez más débiles cuando salen del edificio, ahí es cuando se desploma de rodillas y cuelga la cabeza. El temblor en su pecho es violento, hace que cada costilla se mueva de forma independiente para acomodar el esfuerzo de sus pulmones y todo lo que puede hacer es golpear las huellas de sus puños en una célula con kriptonita que no se doblará a su fuerza. Ella no puede pensar en oraciones; no puede hablar o sintetizar información como normalmente lo hace, la rutina deja a su bestia más que a una mujer con pensamientos que son emociones simples y crudas. Tristeza, soledad, anhelo y la clara ausencia de esperanza: todo su lenguaje ahora se construye alrededor de esos conceptos mientras se enrosca vacilantemente alrededor del sonido de un latido que ya no puede escuchar.