Sex-ber (🔞) Stray Kids

I

-¿Vienen en camino?- Han Jisung nunca realmente fue grosero, mucho menos con sus amigos. Llevaban más de quince años siendo amigos él justo a Chris y Changbin, y seguían siendo los mismos idiotas que se juntaban a hacer bromas, a reír, a jugar algún juego. Han Jisung los invitaba casualmente cuando tenía tiempo, pues trabajar como un veterinario a veces le desgastaba más de lo que deberia. A pesar de que sólo trabajaba dos días a la semana, le era suficiente para subsistir, venir de una familia de dinero le facilitaba la vida y, si bien no necesitaba de dinero, lo hacía por vocación y eso le hacía feliz.

Christopher y Changbin no eran la mejor influencia para Jisung, quien era el menor del grupo. Siempre se destacaron en hacer bromas, en faltar a clases, en reírse de cosas estúpidas y cosas no sanas para la edad de Jisung, pero eran buenos amigos. Esa tarde tenían planeado ver alfo en la televisión mientras comían, un panorama para nada enfermo.

-No, todavía no. Iremos más tarde, son recién las 5, llegaremos alrededor de las 8, así que ve preparando algo para comer, porque no llevamos un carajo. Aparte de unas cervezas, claro.- La línea del teléfono se entendía con claridad y se entendían cada una de las groserías que lanzaba Changbin al aire. -Te cortaré el pene si no comprás algo que valga la pena, ya estás advertido-, decía Changbin mientras en el fondo Chris se reía a carcajadas, como si no hubiese reído en mucho tiempo. Bin era un hombre muy chistoso, parecía rudo, muy macho, siempre vestido de negro, sólo un tatuador común y corriente que poseía diversos tatuajes en sus brazos. Pero en realidad era alguien muy cariñoso. Jisung quería mucho a su mejor amigo de la infancia.

Al saber de por sí los horarios en los que se juntaría con sus amigos, Jisung se relajó en el sofá. Posó suavemente su cuello en la cabecera del sofá y acarició suavemente su pecho. El televisor estaba encendido en la misma página en la que Ji estaba siempre, un sitio de pornografía gay que solía complacerlo durante gran parte de sus tardes a solas. Siempre a solas. Había encontrado un refugio en una adicción a la pornografía que, tarde o temprano, le pagaría las cuentas. A veces temía que se le cayese el pene. Luego de unos segundos de búsqueda, presionó uno de los videos y lo analizó rápidas para ver si era de su agrado. "Mi mejor amigo y yo teniendo sexo a escondidas de mi madre que está abajo en la cocina", un título interesante pero poco común a lo que solía ver. Una vez la acción empezó, se retiró su camiseta para luego tirarla a un lado. Mientras observaba lo que ocurría en la TV, acarició suavemente su intimidad, provocando una suave erección, suficiente para poder complacerse.

Algo sobre lo que estaba ocurriendo le excitaba más. No sabía si era el hecho de que los chicos estaban a escondidas, o la manera en la que el más pequeño movía sus caderas por sobre el otro, o que simplemente eran dos chicos. Y disque, nadie sabía que Jisung era algo gay. Una que otra sospecha pero, nadie realmente lo sabía, ni siquiera él mismo. Muchas veces dijo, "¿Cómo sabré si soy gay, si nunca he besado o tocado a un hombre? ¿O a una mujer, siquiera?". Pero algo del sexo heterosexual simplemente no le gustaba.

Lentamente bajó el cierre de su pantalón, bajó sus bóxers y sacó su miembro erecto. Lo admiró unos segundos, prestando atención a la longitud de éste. 15 centímetros como mínimo y nunca nadie lo había probado. Fantaseaba con sentir a alguien lamiéndolo hasta el punto del clímax, y llenar a esa persona de su propiedad. Muchas cosas pasaban por dentro de su cabeza, después de todo no era tan inocente como el resto creía. No por tener buenos modales, un lenguaje poco vulgar, ser académicamente inteligente y poseer una sonrisa todo el día iba a ser un chico santo. O por lo menos el más santo del grupo. Su adicción con mantener contacto físico con él mismo a veces le provocaba más de un problema, estando en lugares ajenos a su pocilga. No podía controlarse y muchas veces corría al baño en casa de Chris sólo para masturbarse. Sólo por gusto. Sólo porque extrañaba sentir esa sensación de nudo en sus interiores que se indicaban que estaba por correrse. Chris se daba cuenta de esto, pero no decía nada.