Capítulo 1

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Sintió un sumbido agudo, y, quejándose por el ruido y el dolor de cabeza, se levantó. Pero todo se paralizó cuando se dio cuenta de que no estaba sola. Miró detrás suyo, y, sin despegar los ojos de todas esas personas dentro de ese extraño lugar, se alejó.

Estaba en el medio de todos. Así que sin tocar a nadie y en silencio, se apoyó en un extremo.
Mientras todo el mundo empezaba a despertar y hablar, ella ya estaba revisando con ojos juzgadores a todos lados.

Del otro lado, un chico se paró con algo de mareos. Se revisó mentalmente y luego al resto. Miro a su derecha, una una chica con pelo corto, flequillo y de color muy oscuro está hablando con un jóven. Él, con ropa parecida a trapos, tenía pelo lacio y un poco más claro que ella, era alto y fuerte, como si hubiera tenido que defenderse toda su vida él solo.

A su izquierda, una muchacha baja y con cuerpo robusto estaba haciendo lo mismo que él. Compartieron una mirada y ella se acercó cuidadosamente.

—¿Sabes en dónde estamos?— Preguntó murmurando. Le llevaba más de dos cabezas.

—No tengo idea.

Siguió revisando. Al frente suyo, a unos 20 metros, una chica de pelo muy lacio, rubio, y largo reposaba en la pared. Parecía tranquila, analizando cada mínimo detalle de todo. Tenía una media colita, la familiarizó a... no sabía lo que era. Suponía que era parecida a un personaje de alguna película de fantasía.

Lo miró de arriba a abajo, fría y seria. Él, morocho y con unos ojos verdes que se destacaban a kilómetros, le sonrió. No hubo respuesta.

—¿Alguien sabe dónde carajo estamos?— Gritó un hombre con una coleta alta y barba descuidada, rubio y piel blanca.

—¿Nos han secuestrado?— Dijo alguien que no vió.

Todos empezaron a gritar, preguntándose cosas que ni ellos escuchaban.

La chica con la que había hablado hace rato y él se acercaron, todos formaron una ronda, donde el chico que gritó estaba en el centro.

—Bien, yo no sé dónde estamos y no tengo respuestas. Pero lo que sí sé es que debemos salir de esta cosa— Dijo con voz de líder, mirando a todos.

Miró a la chica rubia nuevamente, estaba en la misma posición que antes, solo que ahora están concentraba viendo al que hablaba.

—Mi nombre es Ray, y no sé más de mí— Nadie dijo nada —¿Alguien recuerda algo de cómo llagamos aquí?— Silencio otra vez —¡¿Nadie?!

—Oye, oye, debemo' tranquilizarno' —Dijo una mujer morocha y alta —Nadie sabe dónde estamo'. Pero como dijiste antes, tenemos que salir. No nos sirve de nada ponernos nerviosos.

Todo el mundo asintió.

—Revisen cada parte de este maldito búnker—Dijo Ray.

Pasaron unos minutos, y todo el mundo estaba haciendo algo menos la misteriosa chica rubia.

Algunos empezaron a desesperarse, golpeaban las paredes y pegarse entre ellos.

—Ey, lo lamento— Dijo un chico que me había golpeado con su codo en mi espalda.

—No te preocupes, amigo.

—¿Cómo se llaman?—Preguntó con una sonrisa. Era delgado y bajo, sus venas resaltaban por todos sus brazos, al igual que su cabellera extremadamente rubia —Yo soy Alan.

—Siria— Dijo la chica con la que había estado todo este tiempo.

—E...

Un grito nos interrumpió.

La isla perdida Donde viven las historias. Descúbrelo ahora