Los clientes

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La mañana no reflejaba un lindo día, el sol se colaba por la ventana y perturbaba mi sueño, las demás chicas ya se estaban levantando, yo simplemente quería ignorar la rutina por un día. Normalmente me busco problemas, no por el capricho de hacerlo simplemente, estoy en desacuerdo con muchas cosas y aún así, se que soy más dócil que cuando llegue. El amo cada vez es más estricto con nosotras, suele enojarse con rapidez y castigarnos severamente por algunas conductas que considera inapropiadas, al inicio era más blando, pero a medida que aprendemos es más difícil satisfacerlo.

Me termina por levantar la voz del "amo" es una estupidez llamarlo por ese nombre, pero ya me cansé de luchar por eso, prefiero ahorrarme la incomodidad.

-Buenos dias kitten's es hora de levantarse, deben arreglarse ya, para desayunar a tiempo - Todas nos levantamos de nuestras camas y en el silencio habitual de la habitación cuando el amo está presente, nos apresuramos al baño, era un lugar amplio y compartido para todas, este tipo tenía el permiso de entrar a supervisar, absolutamente no de intervenir a menos que fuera necesario. Cada una se apresuraba en lo suyo, se vestía como debía y cuando estaba lista salía camino a la habitación. Al llegar la norma era arrodillarse frente a las camas para que el espacio del corredor lo usara el amo al caminar. Sin embargo, aún  cuando ya todas estaban saliendo, yo seguía retrasando a esa situación. Me tomé mi tiempo al colocarme las medias, al desenredar mi cabello, y al ajustar las hebillas, el amo se veía impaciente, pero a pesar de esto, no mencionó una sola palabra.

Cuando por fin me digne a cumplir la obligación, comenzó con su ridículo  discurso - Dentro de poco será la presentación final, espero su mejor comportamiento en estas semanas - Luego caminó hasta encontrarse frente a mí - Te tardaste tu tiempo ¿No es verdad? - Me fue imposible no hacer un amago de sonrisa, no fue casi visible, pero el amo notó que me lo tomaba a juego. - ¿Se supone que es divertido? - Al instante negué con la cabeza - Quiero escucharte

- No -

- ¿No? ¿Con quién estás hablando?- Preguntó retóricamente

- Con usted - Respondí, prácticamente  burlándome de su intento por hacerse respetar

-Se que no te gusta obedecer, pero no es tu eleccion- con una sonora cachetada giro mi cabeza en dirección al golpe - Deja de retarme - El dolor me saco unas cuantas lagrimas por lo que no levante de nuevo mi cabeza - Ya verás - Ignorando olímpicamente mis lágrimas y mi labio magullado, recorrió el camino de vuelta, acariciando la cabeza de algunas chicas que tenían la mirada baja.

Nuestro cuarto tenía paredes completamente blancas estaba ocupado por 5 camarotes, yo dormia en uno que quedaba al fondo en la parte de arriba, en la parte de abajo dormia una compañera, que era practicamente nueva, y se notaba, ya que su terror la hacia tan obediente que a veces me preguntaba si en verdad le gusta ser sumisa. No duramos mucho tiempo en esta posición, el amo ordenó traer nuestro desayuno, desayunamos sobre nuestra cama, casi siempre era algo ligero, pues en algunas situaciones el entrenamiento resultaba asfixiante, al escuchar el carrito junto a la puerta fue señalando nos una a una para tomar el plato e ir a comer, usualmente no llevamos zapatos, el jefe es muy quisquilloso con la limpieza por lo que generalmente el piso esta impecable y nunca estamos nosotras sucias al caminar por el.

Solemos alimentarnos bien, generalmente no pasamos hambre a menos que sea algún tipo de castigo que imponga el amo, e incluso así, no nos dejan deshidratarnos, solo nos privan de comida sólida y la más confiable es la intravenosa.

Siempre nos veíamos muy bien, era algún tipo de condición, puesto que en ocasiones algún comprador se presentaba a elegir a alguna chica novata, la excusa  perfecta era el querer educarla en casa, pero lo cierto es que el jefe mencionaba que al hacerlo obtenían  un resultado más económico. Las kitten's sin entrenar costaban menos.

Al terminar el desayuno, el jefe iba a comenzar con alguna clase teórica cuando alguien entró a anunciar la llegada de un comprador

-Bien, ya saben que hacer -Dijo el amo mientras se retiraba

Cada una volvió al estado de esta mañana, solo que todas clavamos la vista en el suelo, no era tan tonta como para arriesgarme a desobedecer, este era como mi consecuencia segura, sabría que pasaría conmigo, era valiosa, no perdería mi virginidad vilmente. Pero en brazos de otro cualquier cosa podría pasar.

-Bien, señor estas son las kitten's, aun siguen en proceso de educación, pero la mayoria esta por terminarlo, dentro de una semana tenemos la presentación final y todas quienes quedan seran entregadas al publico por medio de la venta. -

- ¿En serio? ¿Tan pronto?- Rió - Quiero la mas reciente, la menos inexperta, me gustaria amoldarla a mi- Al escuchar su voz, esta se notaba ronca, como de un hombre pero no tan viejo, la sentia firme y densa. Podia ponerle unos 40 solo con el sonido de su voz

-Claro, con gusto- Lo escuche caminar hacia mi lado derecho y se paro justo enfrente de la chica de orejas grises, acaricio su cabeza y esta levanto su vista y le miro intrigada, nuestro "amo" le abrocho una pequeña correa a su collar. Tirando de ella camino hasta el cliente, mi compañera de litera al sentir que el "amo dejaba de halar, se detuvo y agacho su cabeza.

-Y-yo... amo - Susurró aterrada

-Silencio Kitten nadie te dio permiso de hablar-

El cliente rió y dijo -Se nota que es nueva, pero no te preocupes linda, aprenderás todo lo que necesitas saber -

El cliente se dirigió al amo, mientras intercambiaban un maletín oscuro por la correa de la chica, ella se notaba asustada, estaba casi temblando y apretaba sus manos con fuerza.

Cuando se dirigían a la salida, ella no caminó, su mirada cristalizada se dirigió al amo, mientras tomaba la bota de su pantalón y sollozaba.

- A-amo - El jefe, enternecido la soltó,  le limpió las lágrimas y contestó

- Ese nombre ya no me corresponde... -

My Kitten~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora