Merecedor

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Peter despertó esa mañana con lagrimas en sus ojos, sintió como su corazón latía aceleradamente, como si acabase de correr una maratón, nunca había entendido el porqué de semejante reacción, desde muy joven o más bien desde que nació (según le decía su madre una prominente agente del FBI) siempre, sin falta alguna, empezaba a sollozar desconsoladamente en esas fechas, sus llantos duraban ocho días, siempre exactos, el problema era, que él no recordaba por que lloraba, nunca lo supo pero imaginaba que una pequeña parte de él sí que lo hacía.

- ¿te encuentras bien amor? – la preocupada vos de su esposo le saco de sus divagaciones mentales – otra vez estas llorando

- Estoy bien Tony – le respondió Peter a su esposo el hombre parecía reacio creerle y aun cuando Peter sabia que el hombre estaba por llegar tarde a su trabajo en el hospital según los parpadeantes números rojos de su reloj despertador, este se quito la corbata que anudaba a su cuello y se dejo caer al lado de él, tomándolo de la cintura y abrazándolo contra su pecho.

- ¿Qué te parece si nos vamos de vacaciones? – Tony propuso sorpresivamente, Peter se acurruco entre los brazos de su marido y sonrió

- ¿Qué hay de tu trabajo? – cuestiono sabiendo lo importante que era este para su esposo

- ¿Qué hay con él?

- ¿no tendrás problemas por dejarlo?

- Hablare con Rhodes y Strange para que cubran mis turnos – aseguro calmadamente - ¡qué demonios! Incluso hablare con el insufrible de Steve para que me cubra si es necesario – Peter sonrío sabiendo de la extraña amistad-odio que tenía su esposo con el doctor militar- esculpa del idiota de Fury por no darme mis malditas vacaciones como siempre lo hace

Peter se sonrojo y a pesar de la culpa que sintió, por hacer a su esposo cuidarlo justamente cando tendrían que ser sus vacaciones (aunque fuera solo por las madrugadas) sintió como su corazón se hinchaba con el amor que Tony le profesaba.

Ambos se habían conocido 7 años atrás cuando Peter estaba ofreciendo su servicio al hospital donde a Tony le acababan de dar su plaza fija después de 3 años de arduo trabajo como eventual, ambos habían intercambiado miradas y después de ver como el joven estudiante de trabajo social trabaja constante mente para mejorar su servicio siempre apoyando a todo el que se dejara apoyar siempre dándose su lugar y después de unos cuantos encontronazos que ambos juraban parecían ser por obra del destino, Tony sabia que el joven era suyo y que él era de Peter.

Desde entonces Peter jamás tuvo que pasar aquellos ocho días del demonio solo, el se había acostumbrado a tratar con ellos por su cuenta pero desde que Tony, le había encontrado nuevamente por causas del destino, una madrugada en su casa en pleno ataque de llanto, jamás había tenido que pasar esos días solo, el siempre estaba ahí para él, consolándolo y recordándole lo mucho que lo amaba.

- Bueno – Peter dudo – no siempre podrán darte tus vacaciones cuando quieras amor yo lo entiendo – suspiro

- Ni hablar – sentencio Tony – tenemos el dinero suficiente para permitírnoslo y me niego a dejarte solo durante los próximos nueve días – Peter rió separándose levente del pecho del hombre para verle a la cara

- ¿nueve?

- Si – Tony afirmo con su cabeza seriamente – nueve, me tengo que asegurar que el amor de mi vida este perfectamente o no me lo perdonare nunca – su mirada cambio de repente, llenándose de seriedad y ternura, su voz se volvió voz ronca pero firme– ¨prometo serte fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad... ¨- pronuncio acariciando la mejilla de Peter

- ¨y así amarte y respetarte todos los días de mi vida. ¨ - concluyo Peter depositando un pequeño beso en los labios de su marido

- Así es amor en la prosperidad y en la adversidad – Tony le sonrió con picardía - y que mejor que pasar nuestros días de adversidad en una paradisíaca playa desquitando nuestros sueldos ¿he?

Peter se carcajeo ante la lógica de su marido envuelto en sus fuertes brazos, si, quizás una vez al año era presa de un indescriptible dolor en su pecho por unos minutos, pero siempre que despertara y tuviera a su amado esposo a su lado estaría bien.

Peter se carcajeo ante la lógica de su marido envuelto en sus fuertes brazos, si, quizás una vez al año era presa de un indescriptible dolor en su pecho por unos minutos, pero siempre que despertara y tuviera a su amado esposo a su lado estaría bien

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Mientras tanto en otra parte del universo, cierta figura espectral se encontraba complacida.

- Todos reciben lo que merecen – murmuraba cantarina – ya sea en una vida o en otra.

-          Todos reciben lo que merecen – murmuraba cantarina – ya sea en una vida o en otra

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El sacrificio (starker)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora