Queridos papás.
Quiero contarles una historia.
Hay una chica/o que se la pasa el día soñando, apreciando las pequeñas cosas que la vida le regala. Se relaja viendo atardeceres, apreciando una buena canción, saboreando un buen postre o simplemente creando escenarios divertidos en su cabeza.
Desde hace un buen tiempo se ha puesto la meta de siempre dar la mejor versión de si misma/o para ella/él y para los demás, y aunque la mayoría del tiempo comete errores, siempre trata de lograr lo que se propone.
Esta misma chica/o también tiene muchos problemas en su vida, a veces siente que nadie la/lo entiende; que nunca va a ser realmente feliz.
Se deprime y se aleja de la gente que le quiere hacer daño. Como método de defensa intenta ponerse un caparazón para que nadie la lastime; a veces le funciona, otras veces no.
Todos hemos comprendido que la vida no es lineal y por lo mismo tener momentos buenos y momentos malos es parte de lo cotidiano.
Como se pueden dar cuenta papás, esta chica/o vive en un constante sube y baja, tiene gente que la ama, y otra tanta que hace todo para verla mal.
Ella/él siempre trata que los comentarios negativos no le afecten, pinta una gran sonrisa en el rostro e intenta con todas sus fuerzas que sus ánimos no decaigan.
Pero hay días que ni los amigos, ni los familiares, ni ninguna persona que esta a su alrededor logra levantar su animo. Es cuando entra en escena esa persona que ella ve como la heroína/el héroe de su vida. Ese ídolo que conoció por casualidad, y que todos los días agradece por tenerlo.
Seguro al leer este punto de la explicación, han puesto los ojos en blanco en señal de reprobación, simplemente porque no entienden lo importante que es para esta chica/o tener a ese alguien que con un vídeo, canción, escena, o historia por contar, logra traer de vuelta esa alegría que le costaba trabajo encontrar y le da las fuerzas necesarias para terminar el día.
Quiero confesarte que la chica/o de la que he estado hablando soy yo.
Quiero pedirles que por una vez recuerden su juventud. Ustedes también tenían sueños, tenían personas que les alegraban los días estando a su alrededor o estando a miles de kilómetros de ustedes.
Se que ahora se han de estar preguntado ¿cómo es que un "ídolo" que ni siquiera esta enterado de su existencia, puede ser tan importante en la vida de mi hija/o?
Tal vez ella/él no me conozca, pero puedo asegurarles que me ha salvado tantas veces.
Me ha hecho sentir que puedo ser mejor siempre, me levanta el animo más que cualquier antidepresivo, es como una magia que hay entre las/los dos.
Yo la/lo quiero por lo que hace, y también por lo que me hace ser, y sentir a mí.
Cuando los días malos se repiten una y otra vez como un bucle sin fin, hay personas que se refugian en las drogas, el alcohol o en tratar mal a las personas a su alrededor.
Yo tengo otro escape: Tomar mi celular o computadora, entrar a ver un vídeo/película suyo/a, o ponerme mis auriculares, subir el volumen; y que por un momento mis problemas queden en un segundo plano, haciéndome sentir automáticamente más segura/o, más yo misma/o.
Queridos papás, a lo mejor después de leer esto siguen pensando igual, que tener un ídolo es una perdida de tiempo, que no me ayuda en nada y me aleja de la realidad.
Pero lo único que les pido una vez más es que traten de entender, que si no fuera por ese "ídolo" su hija/o no seria más feliz o un poco menos triste cada día.
...
Sigan siendo valientes.
Un abrazo.
Anahí.

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Carta de una fan
SaggisticaReflexión corta sobre la red de apoyo emocional que un ídolo puede brindarle a una fanática.